A pesar de los avances en materia de cuidados médicos, la atención a las mujeres en el momento del parto sigue siendo deficiente en México porque además de problemas con la seguridad de la paciente, no se toma en cuenta el cuidado integral de la madre y el hijo en el proceso, estableció Esmeralda Soledad Covarrubias López, investigadora del Departamento de Atención a la Salud de la UAM.

Durante su participación en las IX Jornadas del Área Salud y Sociedad, con el tema “Aristas de la desigualdad en salud, entre médicos, parteras y parturientas”, organizado en la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) advirtió que hoy existe una “cesarización” pues todos los partos se quieren atender de forma quirúrgica y lo que menos importa es la mujer y su bienestar en el trabajo de parto.

Derivada de su investigación de tesis doctoral Construcción de conocimiento médico en la atención del parto en México en el siglo XIX, la especialista en medicina social consideró que la atención en salud ha mantenido una visión positivista y se ve al cuerpo de la mujer sólo como objeto de estudio y de atención, como algo mecánico que se somete a protocolos. Esto ha derivado en prácticas agresivas e invasivas como es la episiotomía, los desgarres, el mal uso de la oxitocina para inducir el parto. Situaciones que con otros procedimientos, como el parto sin dolor o el uso de vaselina, se pueden evitar.

Muchas de estos aspectos para tratar al cuerpo femenino, advirtió, vienen del siglo XIX cuando se creó el primer hospital de maternidad en el periodo de Benito Juárez y posteriormente se mantuvieron algunas posturas en el Hospital General a principios del siglo XX, cuando se generalizó el uso del hospital para procedimientos curativos.

Durante muchos años y hasta el día de hoy en lugares apartados del país las parteras tradicionales cumplieron un papel muy importante pues se realiza una atención entre mujeres, se procura evitar y resolver complicaciones sin que los métodos sean tan invasivos.

El problema, apuntó Covarrubias López, es que desde los años sesenta con las políticas de salud para instruir a las parteras bajo la idea de la medicina occidental como verdad absoluta, las prácticas y su participación también se han modificado.

Es interesante analizar cómo se fue internalizando la idea de que es mejor atender un parto, que es un proceso fisiológico, en un hospital; siendo que no necesariamente todo lo referido a una institución hospitalaria es seguro, incluso se puede dar cuenta de la negligencia en la que está inmersa una situación de parto, lo que lleva a cuestionar si es la única y más adecuada forma de atención.

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