El 1 de marzo de 1712 abre sus puertas al público la Biblioteca Nacional de España, la cual se integra a instancias de Pedro Robinet y Melchor de Macanaz, el primero de ellos confesor del rey Felipe V de España.
Ambos le presentaron la propuesta al monarca el 29 de diciembre de 1711 y pronto se concretó, pues el 1 de marzo de 1712 abrió sus puertas como Biblioteca Real, con la misión de «renovar la erudición histórica y sacar al aire las verdaderas raíces de la nación y de la monarquía españolas».
Su instauración fue un elemento dinamizador de la cultura española dieciochesca y tuvo repercusión en todas las colonias españolas de América.
La construcción de su sede en el pasadizo que unía el Real Alcázar de Madrid con el convento de la Encarnación, comenzó poco después y para el 2 de enero de 1716, Felipe V firmó el Real Decreto fundacional, que aclaraba el carácter público de la biblioteca, abierta a «todos los estudiosos» y establecía las normas fundamentales para su funcionamiento.
Cuando la biblioteca abrió sus puertas, sus fondos estaban compuestos de materiales provenientes de las colecciones privadas de los monarcas de España, Felipe IV y Felipe V, el cual mandó traer más de 6000 volúmenes de Francia. Los primeros ejemplares que se incorporaron a la colección fueron confiscados a los austriacistas, que perdieron la Guerra de Sucesión, como el arzobispo de Valencia Antoni Folch de Cardona, el Marqués de Mondéjar y el duque de Uceda. A esta colección se añadieron algunas bibliotecas privadas de nobles como el Conde de Aguilar y el Duque de Medinaceli. En 1715 -antes de su Decreto Fundacional-, la Real Biblioteca contaba ya con 28 242 libros impresos, 1282 manuscritos y 20 000 medallas.
El precedente del depósito legal (la obligación, impuesta por ley u otro tipo de norma administrativa, de depositar para una o más bibliotecas ejemplares de las publicaciones editadas en un país), establecido el 26 de julio de 1716 para la Biblioteca Real de Madrid, por ordenes de Felipe V -también-, lo cual permitió que la biblioteca ampliara sus colecciones de forma considerable.
El depósito legal en España se implantó anteriormente en la Biblioteca de El Escorial, el 12 de enero de 1619.
A esto se sumó el efecto de la Real Orden del 11 de mayo de 1750, por la cual la Real Biblioteca adquirió el derecho de «tantear» las tasas de librerías puestas a la venta, con la oportunidad de seleccionar entre las relaciones de libros que se le presentaban aquellas obras que no existían entre sus fondos
Desde entonces, y debido a este depósito legal, la Biblioteca Nacional de Esaña ha acumulado una rica colección e impresionante fondo documental compuesto por alrededor de 30 millones de piezas (según una publicación hecha por el diario El País, de España, el 22 de abril del 2013)