Con el fin de buscar alternativas que favorezcan el bienestar de las personas a través de la industria alimentaria y médica, un grupo de especialistas integrado por la química Bárbara Carolina Arias Argáez y los doctores Jorge Carlos Ruiz y Elizabeth de la Luz Ortiz Vázquez, del Departamento de Ingeniería Química-Bioquímica del Instituto Tecnológico de Mérida (ITM) realizaron un estudio de la pulpa del fruto Bromelia pinguin L. y descubrieron que esta planta originaria de Yucatán tiene alto potencial antibacterial.
“Sabemos que las proteínas que contiene el fruto tienen actividad antibacteriana. Lo hemos probados con S. aureus, una bacteria con alta incidencia en hospitales y que ha creado resistencia a los antibióticos, por lo que no funcionan contra ella”, detalla la doctora Elizabeth de la Luz Ortiz Vázquez, que fungió como asesora de esta investigación.
Hasta el momento, además de contar con el extracto de Bromelia, los científicos de este proyecto han identificado las proteínas responsables de la capacidad antibacterial del fruto.
“Tratamos de buscar alternativas para el sector alimentario y médico, y de esta planta ya tenemos un extracto soluble; además estamos caracterizando a las proteínas. Probablemente sirva para explotar este recurso o producir una bacteria, tal y como se realiza la insulina de manera masiva” adelantó la doctora Ortiz Vázquez.
Esta es la primera vez que se estudia el fruto de Bromelia pinguin L., una planta de la familia de las Bromeliaceas como la piña, que tiene ramificaciones que llegan hasta los dos metros de largo. El fruto como tal se encuentra dentro de la planta y llega a tener hasta 50 en cada arbusto.
Los frutos de la planta son cultivados de noviembre a mayo, desde los ancestros de la región se comentaba de su uso como antiparasitario, fue por ello que la investigación que comenzó en 2009, se manejó en dicho rubro. Sin embargo, los especialistas del ITM han descubierto que las proteínas del fruto de la planta tienen capacidad antibacterial y pueden inhibir el crecimiento de hongos.
“Si llegamos a encontrar alguna proteína o péptido, de 5 a 10 aminoácidos podríamos producirla a nivel biotecnológico introduciendo la información genética en una bacteria”, explica la doctora Ortiz Vázquez.
Los resultados generados en la investigación del ITM –comenta Arias Argáez- proporcionan información básica para la futura producción de biofármacos con potencial aplicación en tratamientos de diversas patologías o como aditivos antibacterianos en la industria de alimentos.
De acuerdo con el doctor Jorge Carlos Ruiz, algunas especies de bromelias están en peligro de extinción en Yucatán. En épocas pasadas la planta se consumía bastante; sin embargo perdió presencia en la zona, por ello, con la investigación se revalora y potencializa su consumo y cuidado.
Por su potencial de contribución a la industria alimentaria y la innovación que involucró este proyecto, fue reconocido con el Premio Nacional en Ciencia y Tecnología de Alimentos (PNCTA) 2014 en la categoría Estudiantil, que organizan desde hace 39 años el Conacyt y la Industria Mexicana de Coca-Cola para promover el desarrollo de la ciencia e impulsar avances en el sector de alimentos y bebidas a través de la tecnología y la innovación.
(Agencia ID)