Un estudio, que publica la revista PLOS ONE, ha comparado el crecimiento facial del «chico de la Gran Dolina», fósil encontrado en Atapuerca (Burgos) perteneciente a Homo antecessor, y «el chico de Turkana», fósil de Homo ergaster hallado en el Lago de Turkana (África).
Los datos de dicho trabajo, basados en la remodelación que sufre el hueso durante el desarrollo –que deja huellas inequívocas de la dinámica del crecimiento de cada elemento óseo–, sugieren que la cara del chico de la Gran Dolina, cuyos rasgos modernos se han utilizado como prueba de la especie de Homo antecessor, sería como la de Homo sapiens si se hubiera seguido desarrollando hasta la edad adulta –se estima que tendría entre 10 u 11 años–.
“Ahora podemos afirmar que la cara ‘moderna’ apareció en alguna población humana hace al menos un millón de años y que, por el momento, Homo antecessor sigue siendo la especie más antigua con ese rasgo anatómico tan importante”, afirma José Mª Bermúdez de Castro, del Grupo de Antropología Dental del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH), que ha participado en el estudio, junto a María Martinón-Torres, del mismo grupo.
Su cara moderna está en consonancia con su tamaño cerebral, de más de 1.000 centímetros cúbicos, y con su patrón moderno de desarrollo dental.
La comparación del patrón de crecimiento facial con un individuo de su misma edad dental, el chico de Turkana, pero fallecido en el este de África hace 1,6 millones de años, ha revelado diferencias sustanciales. Aquel hominino africano fue asignado a la especieHomo ergaster y su patrón de remodelado facial responde al modelo primitivo, que los primeros Homo comparten con Australopithecus.
La especie más antigua de europa
Como explica Bermúdez de Castro, esta nueva investigación se une a otras realizadas previamente por su equipo investigador, y “nos permiten aproximarnos cada vez más a la historia evolutiva del género Homo en el último millón de años, y a la posición filogenética de Homo antecessor”.
Una de las críticas que recibió la especie Homo antecessor, tras su publicación en la revista Science en 1997, fue que varios de los individuos hallados eran juveniles. “Dicha crítica era discutible, puesto que al menos una especie de gran relevancia en la evolución humana, Australopithecus africanus, fue definida a partir de un individuo infantil”, añade el experto en Antropología dental.
Homo antecessor ganó en credibilidad con la obtención de especímenes de adultos y con el hallazgo de una mandíbula humana en el yacimiento de la Sima del Elefante en 2007. No obstante, quedaba por saber si la morfología moderna de la cara de Homo antecessor, estudiada en el llamado chico de la Gran Dolina, se debía tan sólo a su temprana edad de muerte, unos diez años.
“La especie Homo antecessor sale así reforzada con el estudio de su crecimiento facial”, concluye Bermúdez de Castro.
Referencia bibliográfica:
Rodrigo S. Lacruz mail, José María Bermúdez de Castro, María Martinón-Torres, Paul O’Higgins, Michael L. Paine, Eudald Carbonell, Juan Luis Arsuaga, Timothy G. Bromage «Facial Morphogenesis of the Earliest Europeans”, PLOS ONE 8 (6): 5199 – 5199, 6 de junio de 2013.