Una edición especial de la revista Science examina de cerca los retos y los triunfos científicos de un país que se ha enfrentado al aislamiento internacional durante más de una década.
Ahora, tras el acuerdo sobre el programa nuclear entre Irán y EE UU, la Unión Europea y las potencias del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobado el pasado mes de julio en Viena, se espera un florecimiento de la ciencia del país «que ha sobrevivido durante este tiempo con muy pocos recursos, gracias a grandes dosis de creatividad y trabajo duro”, destaca Richard Stone, redactor jefe de internacional de la revista.
Los científicos de Irán han sido además un elemento clave en las negociaciones con EE UU y los demás países. Según explica en un editorial del número especial Mohammad Farhadi, ministro iraní de Ciencia, “el acuerdo nuclear no podría haberse materializado sin la participación de nuestros investigadores para proporcionar conocimientos y aclarar el lenguaje técnico durante las conversaciones”, indica.
El documento del acuerdo fue ratificado por unanimidad en el Consejo de Seguridad de la ONU e impide durante al menos diez años el acceso de los iraníes a la bomba atómica. Para asegurarse de su cumplimiento, Irán se somete a un régimen estricto de inspecciones. En contrapartida, consigue el levantamiento de las sanciones internacionales.
Los científicos de este país viven esperanzados por los efectos positivos que tendrá el fin del aislamiento. Entre otros, el inicio de colaboraciones con instituciones de investigación de otros países.
Física de partículas en una planta de enriquecimiento de uranio
En este sentido, el redactor jefe de internacional de Science señala que el acuerdo nuclear exige la conversión de la planta de enriquecimiento de uranio de Fordow en un centro internacional de investigación, y designa la cooperación en áreas tan diversas como la fusión, la astrofísica y la radiomedicina.
Shahin Rouhani, físico de partículas y presidente de la Sociedad de Física de Irán, resalta que el laboratorio subterráneo de Fordow “podría alojar detectores de partículas cósmicas, de materia oscura. y neutrinos”. De esta forma, se podría establecer una cooperación con el Laboratorio Europeo de Física de Partículas (CERN).
Según Mohammad Abooyee, director del Instituto Nacional de Investigación de Política Científica en Teherán, “los políticos de este país están muy dispuestos a colaborar con los científicos e ingenieros iraníes en el extranjero”.
Es por ello que el Ministerio de Ciencia “está intensificando los esfuerzos para financiar estancias cortas de investigadores expatriados, así como para puestos permanentes en Irán. Es hora de que vuelvan a casa”, dice Abooyee.
Sin embargo, Stone señala que para atraer a los científicos iraníes que trabajan en Occidente, «Irán tendrá que reforzar tanto la financiación como la libertad académica”. Los más optimistas ven avances en ambos frentes. “Este verano, el gobierno aumentó el presupuesto de la Fundación de las Elites Nacionales, que otorga becas de investigación a científicos de alto nivel y permite a los mejores postgraduados pasar dos años en un proyecto de investigación en lugar del servicio militar obligatorio”.
Además, en octubre de 2013, tres meses después de tomar posesión como presidente de Irán, Hassan Rouhani convocó a su ministro de inteligencia para rebajar el escrutinio hacia el mundo académico «para que todos investigadores se sintieran seguros para expresarse y participar en los debates del campus», añade.
El primer sincrotrón
Entre las iniciativas de investigación más destacadas en Irán, Stone menciona el Iranian Light Source Facility, (ILSF). Se trata de un sincrotrón donde se estudiarán desde moléculas biológicas a materiales avanzados. El inicio de la construcción de la primera instalación de ciencia básica del país está previsto para 2018. La inversión será de unos 300 millones de dólares (268 millones de euros).
En otro artículo del especial, el editor hace hincapié en los esfuerzos de Irán por recuperar su pasada gloria en el ámbito de la astronomía, mediante el relanzamiento de Observatorio Nacional de Irán (INO, por sus siglas en inglés), un telescopio óptico de primer nivel con un espejo de 3,4 metros.
El concepto para el observatorio comenzó en la década de los 80 del siglo pasado –señala– pero la guerra, la agitación política y fondos limitados se turnaron para interferir con su construcción Sin embargo, parece que las estrellas se han alineado finalmente para el INO. El inicio de su construcción está previsto para el año que viene. Sus objetivos son el estudio de la materia oscura y el sondeo de las complejidades de la formación de galaxias”, comenta.
Stone también dedica un artículo al reto mediomabiental que tiene el gobierno iraní para salvar de la degradación al lago Urmia antes de que se convierta en un gran desierto de sal.
Por su parte Mohammad Farhadi, destaca que además del aumento del número de investigadores y del crecimiento de la infraestructura científica, «Irán ofrece un ambiente único para la investigación en áreas como la arqueología, la ecología, la fauna y la flora de región Irano-Turánica”.
De este modo, “la perspectivas para la colaboración en ciencias naturales, humanidades, ingeniería, medicina y biociencias están todas en nuestro horizonte. Invitamos a los científicos de todo el mundo a participar en nuestro programa de cooperación. Irán está listo”, concluye.
Referencia bilbiográfica:
Mohammad Farhadi: «Iran, science and collaboration». Science, 3 de septiembre (2015).
Richard Stone: «Unsanctioned science»; «Saving Iran’s great salt lake».
(SINC)