Siempre me he preguntado como hacen los ingenieros civiles para tender puentes por encima de un abismo. Puedo imaginar que de cada lado comienzan construyendo estructuras que poco a poco se extienden sobre el abismo. En cualquier caso, estos puentes hacen que se despierte mi admiración por los constructores.
Más difícil ha de resultar el construir puentes en el mundo abstracto de las ideas científicas y las formas artísticas, ya que mucho se ha hablado de un supuesto abismo que separa a las dos formas culturales: ciencia y arte.
Pero al igual que los puentes físicos que se tienden sobre abismos profundos, siempre he creído que es posible construir puentes entre las dos culturas mencionadas.
No son pocos los artistas y escritores que se han interesado sobre temas científicos y han profundizado en ellos, reflejándose en sus obras la forma en que las ideas científicas influyen en su obra artística o literaria. Y también hay científicos que se ocupan de alguna forma de creación artística.
En estos individuos los dos tipos de creación –la artística y la científica- se entrelazan, se compenetran haciéndonos ver que los procesos que sustentan estas dos formas de actividad están emparentados, siendo posible que el cultivo de uno fortalezca al otro y viceversa.
Tal es el caso de Lynne Quarmby, bióloga molecular quien es investigadora en el laboratorio de bioquímica de la universidad canadiense Simon Fraser, en Vancouver. De lunes a viernes, Lynne se dedica de lleno al trabajo científico, pero los fines de semana se traslada a una cabaña situada en la isla Gabriola, a 60 kilómetros del laboratorio de bioquímica, para dedicarse a pintar.
La doctora Quarmby confiesa que tal vez es una artista frustrada, aunque dice que “ya que sólo disponemos de una vida, yo elegí dedicarla a la ciencia, pero también he explorado el lado artístico que llevo en mi interior.”
Ella comenzó a pintar en el año 2005 y como cualquier artista nunca está del todo satisfecha con su obra. En la presentación con que acompañó su primera exposición –acuarelas abstractas- Quarmby revela su formación científica: “Comienzo con una idea o hipotésis, realizo un experimento, y dejo que el resultado me lleve al siguiente punto… me esfuerzo para que el color y la forma me muestren el camino, aún cuando esto me conduzca por un camino por completo diferente al que yo pensaba que debía seguir.” Lo que sugiere un parecido entre recorrer el camino de la investigación científica y seguir los senderos de la creación artística.
Los primeros trabajos de Lynne fueron inspirados por cierta alga verde que ella empleaba en sus investigaciones. Describe su primer encuentro con estas algas como amor a primera vista y expresa su profundo aprecio por estos microorganismos. Aquí vemos como existe un puente directo entre los objetos de sus investigaciones científicas y las formas plasmadas en su obra plástica. (El lector interesado puede ver una muestra de su trabajo en: http://www.the-scientist.com//?articles.view/articleNo/39622/title/Lynne-Quarmby—Artist/)
Una de sus amigas, la artista Laura Von Rosk, ha dicho que su trabajo le recuerda al de Kandinsky, aunque Quarmby no conocía la obra de éste. Von Rosk añade que en la obra de Quarmby puede percibirse la conexión existente entre lo que la científica observa por el microscopio y lo que sucede en su cerebro. Lo cual interpreto como si existiera un puente entre los dos hemisferios cerebrales de Lynne ya que, según los expertos, las habilidades relacionadas con las capacidades abstractas y analíticas –requeridas en el desempeño de la investigación científica- residen en el hemisferio izquierdo, y aquellas de carácter perceptivo-intuitivas, asociadas con la creación artística, se concentran en el hemisferio derecho.
Al tiempo que me entero del interesante trabajo de Quarmby, llega a mis manos un interesante libro, titulado “Proust y la neurociencia”, el cual trata de mostrar que la ciencia no es la única senda que conduce al conocimiento, pues el arte siempre se adelantó a ella en el empeño por comprender el cerebro. A partir de la obra de un grupo de artistas -un pintor, un poeta, un compositor y diversos novelistas- el autor nos muestra que cada uno de ellos descubrió una verdad sobre la mente que la ciencia aún se esfuerza por explicar.
Otros puentes entre arte y ciencia. El autor del citado libro afirma que estamos hechos de arte y ciencia, somos la materia de que están hechos los sueños, pero también somos simple materia. Ahora sabemos suficientes cosas sobre el cerebro para poder afirmar que siempre perdurará su misterio. La ciencia necesita del arte para enmarcar el misterio, pero el arte necesita de la ciencia para que no todo sea misterio. Ninguna de las dos verdades es la solución, pues la nuestra es una realidad plural. (Jonah Lehrer: Proust y la neurociencia. Paidós, 2010)
Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.