Manuel Martínez Morales
Porque Ayotzinapa es también
la búsqueda de una verdad.
En la cantina han advertido a Mané que debe cuidarse pues parece que ya da muestras de senilidad precoz. Se lo dijo Sidonio, al enterarse que Mané se conmueve de cualquier cosa, al grado que el otro día él mismo confesó que la lectura del texto Pangeometría, de Nikolai Lobachevski, casi le había arrancado las lágrimas puesto que pone al descubierto una bellísima estructura lógica –así lo expresó- que dio origen a las geometrías no euclideanas.
-Pero Mané, cómo puede emocionarte algo así; entiendo que te apasiones por la morenita que los martes pasa por aquí, pero qué le ves a esas otras cosas, que además poco se entienden.
-Calma compañebrios de coraza, lo que sucede es que una estructura matemática abstracta, sin menoscabo de sus posibles aplicaciones, puede ser tan bella como una obra de arte, o como la morenita.
-Más despacio Mané, en todo caso danos al menos un ejemplo que podamos entender sobre la utilidad de esas tales estruituras.
-Muy bien, seguramente ya conocen la “verdad histórica”, dada a conocer por el procurador general de la República sobre los hechos de Iguala en los que perdieron la vida varias personas y desaparecieron 43 jóvenes estudiantes. Miren ustedes, tal supuesta verdad no resiste el menor análisis lógico ni se encuentra respaldada por evidencias concretas.
Ahí les va mi demostración, basada en la más elemental lógica proposicional que cualquier estudiante de preparatoria conoce:
Dice el procurador que los 43 estudiantes fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula, y luego sus cenizas arrojadas al arroyo que corre a un lado de ese sitio. Sea esta la proposición P. Y sea Q la proposición de que restos carbonizados de los jóvenes se encuentran en el propio basurero o en alguna parte del río. Aplicando un razonamiento elemental podemos asegurar que de P se infiere Q, ¿o no?
Es decir, si en verdad los estudiantes fueron asesinados y calcinados en el basurero y sus restos arrojados al arroyo (P), entonces se encontrarán restos en el basurero o en el arroyo (Q). En lógica se dice que P implica a Q.
Aquí viene lo bueno; de acuerdo a la lógica no es posible asegurar que se cumple la contrapuesta de esta implicación, esto es que Q implica a P. En palabras sencillas: que si se encuentran restos de los estudiantes en el basurero o en el arroyo, de esto no puede deducirse que los estudiantes fueron asesinados a orillas del basurero. Elemental mi querido Sidonio.
Precisamente es este hecho sobre el que llamaron la atención los expertos forenses argentinos, señalando que en la verdad histérica del procurador ni siquiera hay garantía de que los restos realmente se encontraron en el basurero o en el río, y aún si así fuera no es suficiente evidencia para respaldar lo dicho por el funcionario.
Sigue lo bueno: lo que sí es posible asegurar con certeza lógica es que si no hay restos de los desaparecidos en el basurero ni en el arroyo entonces no es posible asegurar que fueron asesinados en ese lugar y sus restos diseminados ahí mismo. (La negación de Q implica la negación de P). De ahí la prisa por hacer aparecer, “haiga sido como haiga sido”, restos aunque fueran de uno sólo de los muchachos.
Por otra parte, lo dicho por el procurador se basó en las declaraciones de varios detenidos, supuestos ejecutores de la macabra tarea. Aquí entra en acción una lógica de otro tipo: la lógica de las creencias, que consiste en asignar un grado de credibilidad a lo afirmado, en este caso por los supuestos asesinos. Esta credibilidad afectará sensiblemente el grado de verdad de las conclusiones. Las conclusiones tendrán poca certeza si la credibilidad de los declarantes es mínima, como sucede.
-¡Abroón Mané! Entonces ¿es puro cuento lo que dijo el procurador?
-Así parece compañeros de farra, y échense otra pa´que aguanten porque viene la conclusión más fuerte: Si el discurso encierra contradicciones, como es el caso, entonces se carece de consistencia y por tanto se puede demostrar cualquier cosa, lo cual equivale a una manifestación esquizofrénica para la cual cualquier cosa puede ser verdadera o ninguna lo és. Según esta pseudo argumentación, puede concluirse que lo que es piña no es piña o todo lo contrario, igualito que las pláticas del Chon Tepochas, después del sexto aguardiente.
-¿A poco el procurador es alcohólico próximo al delirium tremens?
-No Sidonio, tal vez está un poco histérico porque se le hizo bolas el engrudo, o quizás sea cierto que el pobrecito ya está cansado.
Espero que después de esta brillante disertación, me inviten otro trago y dejen de joderme con eso de que ya estoy ruco nomás porque me emociono viendo las curvas de Juana, digo contemplando las geometrías esféricas y las líneas paralelas, que se juntan y se separan (no precisamente las piernas de Juana, mentes cochambrosas), postuladas magistralmente por Lobachevsky.
Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.
Tabla de valores de P y Q
P | Q | (P → Q) | ↔ | (¬Q → ¬P) |
V | V | V | V | V |
V | F | F | V | F |
F | V | V | V | V |
F | F | V | V | V |