Manuel Martínez Morales
La experiencia de los países con los mayores índices de bienestar social y económico, revela que su progreso es proporcional a la inversión que han hecho en educación, ciencia, tecnología e innovación. La lección parece clara: si queremos progresar social y económicamente, tenemos que promover el desarrollo educativo, científico y tecnológico.
Por eso extraña que en los últimos años, se han venido dando –a nivel mundial, nacional y local- reducciones en los presupuestos dedicados al desarrollo científico y tecnológico. Recortes que no alcanzan a explicarse pues, por ejemplo, en el Estado de Veracruz, si bien la entidad aporta un poco más del 4 por ciento al PIB nacional, ocupando el sexto lugar entre las otras entidades federativas, solamente recibe el 2.2 por ciento de recursos CONACYT, ubicando a nuestro Estado en la posición número 10 en la gestión de recursos de este programa.
México está muy atrás en cuanto a inversión en Ciencia y Tecnología, actualmente le destina entre el 0.4 y el 0.5 % del PIB, lejos del 1%, señalado como lo mínimo recomendable por organismos internacionales, lo que lo convierte en uno de los países que menos dinero invierte en estas actividades y por supuesto los rezagos son palpables.
Es por razones como éstas, que surge La Marcha por la Ciencia, un movimiento mundial sin filiación política, que busca hacer patente la importancia que tiene para una sociedad contar con una comunidad científica capaz de hacer frente a los múltiples desafíos que tenemos como especie en temas tan importantes como: salud, cambio climático o seguridad alimentaria. Esta iniciativa se originó en Estados Unidos a raíz de las acciones anticientíficas emprendidas por el actual presidente Donald Trump, tales como recortar presupuesto a los proyectos de investigación que resultan contrarios a los intereses de una clase empresarial que busca el enriquecimiento a costa de la devastación del planeta.
Alarmados ante este tipo de acciones, miles de científicos convocaron a la primera marcha por la ciencia en Estados Unidos el día de la Tierra, que tuvo lugar el 22 de abril del año pasado. La convocatoria trascendió fronteras, y la marcha se replicó de manera simultánea en 500 ciudades del mundo, incluyendo Xalapa. Si bien la organización de la Marcha por la Ciencia se coordina a nivel internacional y existen líneas generales de acción, cada país y cada estado incorpora demandas propias y decide cómo difundirlas en su particular entorno.
En general, los objetivos que persigue este movimiento son: a) Reconocer y visibilizar las problemáticas de financiamiento, accesibilidad, y discriminación en la ciencia; y b) Generar vínculos que permitan discutir problemáticas nacionales e internacionales relacionadas con la ciencia.
Nuestro país necesita cuadros de científicos calificados e instituciones en las que se realice investigación y desarrollo tecnológico que contribuya a resolver necesidades nacionales en las áreas de la salud, la agricultura, las energías alternativas y la electrónica, o que nos permitan saber más sobre nuestra biodiversidad o nuestra riqueza cultural, así como la manera de conservarlas, por mencionar algunos ejemplos. Es urgente que se incremente el financiamiento a la ciencia, y es necesario que se tomen en consideración evidencias científicas cuando los funcionarios públicos tomen decisiones que puedan afectar a la población o el medio ambiente. Por eso, en Xalapa vamos a manifestarnos otra vez, de manera simultánea con miles de científicos, estudiantes y ciudadanos de México y de todo el mundo que creen que la ciencia es importante.
La Marcha por la Ciencia se llevará a cabo en nuestra ciudad capital el día 14 de abril a las 16 hrs; partiendo de la Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana y desembocando en la plaza Lerdo, en donde se realizará un breve mitin. ¡ÚNETE!
Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.