A pesar de los efectos beneficiosos de una medida como la prohibición de la gasolina con plomo, ningún estudio se había encargado hasta ahora de estudiar la evolución temporal de sus concentraciones en el aire, así como la evolución de la carga corporal del plomo en la población infantil española.
Por ello, expertos del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Epidemiología y Salud Pública han analizado los valores medios anuales de plomo en el aire medidos en Madrid, Gijón, Sabadell, Barcelona, Tarragona, Valencia y Bilbao entre 1986 y 2010.
La disminución de las concentraciones de plomo en el aire es bien clara entre 1991 y 1999, tras la promulgación del Real Decreto de 1988 que limitaba a 0,15 gramos por litro los valores máximos de este metal en la gasolina a partir de 1991.
A su vez, con el nuevo Real Decreto de 1999 el límite máximo permitido de plomo en la gasolina se reducía a 0,005 gramos por litro. Esto se tradujo en una disminución del 63 % de los niveles de plomo en el aire entre 1992 y 2001, año en el que se prohibió definitivamente la venta de gasolina con plomo en España (Real Decreto 785/2001).
Así, ciudades como Madrid, por ejemplo, pasaron de concentraciones atmosféricas de plomo que rozaban los 0,6 microgramos por metro cúbico en 1990 a niveles muy inferiores a los 0,1 en 2010.
Los niños, los más vulnerables
El trabajo también describe cómo ha influido la nueva legislación en la salud de la población infantil, la más vulnerable a este potente agente neurotóxico, ya que la barrera hematoencefálica que protege al cerebro de la exposición a sustancias tóxicas no está totalmente formada hasta seis meses después del nacimiento.
Después de revisar la bibliografía existente sobre concentraciones de plomo en los niños españoles, este estudio también ha podido constatar una tendencia decreciente entre 1989 y 2008. La media de concentraciones de plomo en sangre observada en la población infantil española por los trabajos revisados en esta investigación fue de 21,79 microgramos por decilitro entre 1989 y 1991, muy por encima del valor establecido como seguro por la Organización Mundial de la Salud (10 microgramos).
Esta cantidad se redujo un 80 % entre 1992 y 2001, cuando entraron en vigor los decretos que reducían los límites de plomo en la gasolina, hasta situarse en una media de 4,20 microgramos por decilitro de sangre. Entre 2002 y 2008, ya con la prohibición definitiva de la gasolina con plomo, la concentración de este metal en sangre infantil disminuyó hasta una media de 1,12 microgramos.
Referencia bibliográfica:
Llop S, Porta M et al. «Estudio de la evolución de la exposición a plomo en la población infantil española en los últimos 20 años. ¿Un ejemplo no reconocido de salud en todas las políticas?». Gac Sanit. 2013;27:149-55.
Evolución de la concentración de plomo en varias ciudades españolas (1986-2010). / Gaceta Sanitaria.