El despliegue de redes de fibra óptica es una cuestión clave en el desarrollo digital de los territorios, con el objetivo, en particular, de proporcionar un acceso generalizado a todos -tanto a los individuos como a las empresas- a la banda ancha de muy alta velocidad; por lo pronto, el acceso a internet es muy desigual en el mundo, con extremos como el norte de Europa, donde alcanza al 96% de la población y África Oriental, donde apenas llegaba al 26% en enero de 2021.
Como muestran los datos publicados por la OCDE, el despliegue de esta tecnología sigue siendo muy desigual entre los países miembros de la organización económica.
Corea del Sur y Japón son actualmente los mejor equipados, ya que la fibra óptica representa más del 80% de las conexiones fijas a Internet de banda ancha en estos dos países asiáticos. El continente europeo también está muy avanzado en el despliegue de esta nueva red. Suecia y España, entre otros, figuran entre los países europeos con mayor proporción de fibra: alrededor del 70% de las conexiones de banda ancha. En el caso de España en concreto, la proporción de fibra en las conexiones de banda ancha ha pasado a ser del 51,8% en 2018 al 69,7% en 2020. En el extremo opuesto, Alemania (menos del 5%) y el Reino Unido (alrededor del 4%) se encuentran entre los países europeos más rezagados en el desarrollo de esta tecnología.
Por su parte, de los países latinoamericanos de los que la OCDE ofrece datos, Chile se sitúa como el más avanzado en el uso de esta tecnología, con un 32,8% de los residentes en el país accediendo a Internet fijo a través de fibra óptica en 2020. México, como Francia, está justo por debajo de la media de los 37 países de la OCDE (29%).