Con ocasión del Día Mundial contra la Hepatitis (28 de julio), la Organización Mundial de la Salud (OMS) insta a los gobiernos a tomar medidas contra los cinco virus de la hepatitis que pueden causar infecciones hepáticas graves y dan lugar a 1,4 millones de muertes cada año. Algunos de esos virus, sobre todo los tipos B y C, pueden causar también enfermedades crónicas y debilitantes como cáncer de hígado y cirrosis, además de la pérdida de ingresos y elevados gastos médicos para cientos de millones de personas en todo el mundo.
Las hepatitis virales se consideran una «epidemia silenciosa» porque la mayoría de las personas desconocen que están infectadas y, a lo largo de décadas, desarrollan lentamente la enfermedad hepática. Solo ahora muchos países están constatando la magnitud de la carga de esta enfermedad y estudiando las medidas necesarias para hacerle frente.
«El hecho de que muchos casos de hepatitis B y C pasen desapercibidos, sin causar síntomas hasta que el hígado ha sufrido graves daños, resalta la necesidad urgente de garantizar el acceso universal a la vacunación, el cribado, el diagnóstico y la terapia antivírica,» dice el Dr. Keiji Fukuda, Subdirector General de Seguridad Sanitaria y Medio Ambiente de la OMS.
En 2013 la Organización lanzó su primer estudio sobre la hepatitis por países, que abarca 126 países. En el Informe mundial sobre políticas de prevención y control de las hepatitis virales en los Estados Miembros de la OMS se describen tanto los éxitos logrados como las lagunas que sigue habiendo en los países por lo que se refiere a la aplicación de cuatro aspectos prioritarios; a saber: la sensibilización, los datos basados en la evidencia para la acción, la prevención de la transmisión, y la detección, atención y tratamiento.
Los resultados muestran que el 37% de los países disponen de estrategias nacionales contra las hepatitis virales, y que hay que hacer un mayor esfuerzo para tratar esa enfermedad. También ponen de relieve que, si bien la mayoría de los países (82%) han establecido programas de vigilancia de las hepatitis, solo la mitad de ellos incluyen la vigilancia de las hepatitis B y C crónicas, que son las responsables de la mayoría de los casos graves y defunciones.
«Muchas de las medidas necesarias para evitar la propagación de las hepatitis virales se pueden aplicar ya, lo que permitiría contrarrestar los altos costos económicos del tratamiento y hospitalización de los pacientes en el futuro», señala la Dra. Sylvie Briand, Directora de Enfermedades Pandémicas y Epidémicas de la OMS. «Estos resultados ponen de relieve la importante labor que están haciendo los gobiernos para frenar las hepatitis mediante la aplicación de las políticas y medidas recomendadas por la OMS.»
Los retos que plantean las hepatitis fueron reconocidos oficialmente en 2010 por la Asamblea Mundial de la Salud, cuando esta adoptó su primera resolución sobre las hepatitis virales y exhortó a adoptar un enfoque integral de la prevención y el control. Ello se ha traducido en una nueva etapa de concienciación, con un mayor número de gobiernos que están trabajando activamente para hacer frente a la enfermedad. Reforzando ese llamamiento a la acción, la OMS ha colaborado estrechamente con los países y con diversos asociados para articular una enérgica respuesta mundial. De resultas de ello, se señala en el nuevo informe, el 38% de los países celebran el Día Mundial contra la Hepatitis (un evento anual que comenzó en 2010), y se espera que este año lo haga un mayor número.
Además de colaborar estrechamente con los países, la OMS ha estado trabajando para desarrollar redes y mecanismos que generen resultados. La Organización está estudiando junto con organismos internacionales de financiación posibles iniciativas que permitirían incluir la hepatitis en su actual programa de actividades. En junio de 2013 la OMS puso en marcha la Red Mundial contra la Hepatitis. Uno de sus objetivos es ayudar a los países a planificar y aplicar los planes y programas concebidos contra las hepatitis virales.
La OMS está preparando actualmente nuevas directrices para el cribado, atención y tratamiento de la hepatitis C, directrices que incluirán recomendaciones sobre siete áreas clave tales como la realización de las pruebas; las intervenciones conductuales (reducción del consumo de alcohol), la evaluación no invasiva de la fibrosis hepática, y la selección de combinaciones de fármacos contra la hepatitis C.
«Hay en desarrollo nuevos y más eficaces medicamentos para frenar la progresión de las hepatitis B y C crónicas. Sin embargo, serán caros, y habrá que vigilar el tratamiento con pruebas avanzadas de laboratorio. Para curar la enfermedad y reducir la propagación de estos virus, es preciso que los medicamentos sean más accesibles», señala el Dr. Stefan Wiktor, Jefe de equipo del Programa Mundial contra la Hepatitis de la OMS.