La humanidad no tiene salida con el pensamiento occidental, dado que el mercado no ha demostrado que puede resolver los problemas que ha generado, declaró Eckart Boege Schmidt, investigador emérito del Instituto de Antropología e Historia (INAH), en su participación en los conversatorios sobre “Interculturalidad, sustentabilidad y educación” de la Universidad Veracruzana (UV).

Organizado por los cuerpos académicos Estudios Interculturales; y Ciudadanía, Educación y Sustentabilidad Ambiental del Desarrollo, del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE), en el encuentro también participaron Helio García, Irlanda Villegas y Juliana Merçon, investigadores de la ya mencionada entidad académica de esta casa de estudios.

Boege Schmidt expuso que la humanidad no tiene salida, y lo más alarmante es que estamos ante la muerte entrópica del planeta, que no ha parado, no está parando y no va a parar ni con la creación y aplicación de los conceptos de sustentabilidad; sólo podrá hacerse desde la conjunción de epistemologías distintas provenientes de los pueblos indígenas, como lo es el modelo del “Vivir bien” aplicado en Bolivia y Ecuador.

Cabe mencionar que muerte entrópica se refiere a la desaparición o extinción total de los biosistemas que hasta el momento son conocidos en el planeta.

En Bolivia, detalló, el “vivir bien” y el reconocimiento de los derechos de la madre tierra son una alternativa y combate al capitalismo y sus modelos de desarrollo. Ejemplo de ello es el Centro Universitario de Agroecología de la Universidad de Cochabamba, cuya misión es construir las bases filosóficas y prácticas del desarrollo de las regiones indígenas, y una de sus acciones es la Ley Marco de la Madre Tierra.

“Lo que busca es establecer la visión y los fundamentos del desarrollo integral en armonía y equilibrio con la madre tierra, no sólo es el concepto de la sustentabilidad sino que para vivir bien se tiene que garantizar la continuidad y capacidad de regeneración de los componentes y sistemas de vida de la madre tierra”, enfatizó.

Mientras que en Ecuador, dijo, esta ideología es una ley y un programa, donde la madre tierra es sujeto de derecho, “cosa que no pasa en México donde los indígenas son sujetos de derecho de interés público”.

Por último, el Doctor en Etnología dijo que lo primordial es el reconocimiento de estos saberes, de darle voz a este conocimiento que ha sido invisibilizado durante años.

La universidad
Eckart Boege Schmidt planteó durante el conversatorio la posibilidad de verter todos los conocimientos de los pueblos indígenas y sociedades subalternas en las universidades interculturales, con la finalidad de construir programas educativos que permitan reflexionar y reconocer lo propio antes que lo del otro.

“El reto no es que se construya desde arriba, sino cómo esa plataforma genera los propios intelectuales de su propia cultura ante la invisibilización sistemática”, añadió.

Irlanda Villegas, investigadora del IIE, refirió que en las sociedades del conocimiento en las que nos desenvolvemos en la actualidad, el sistema educativo es puramente asimilativo porque no le conviene que se conozcan y reconozcan todos los sujetos y saberes de la naturaleza.

“En las universidades del país la educación es monocultural, promueve la visión occidentalista, es asimilacionista y ahora hasta neoliberal, por lo que el reto es mayúsculo para implementar un programa del ‘vivir bien’ ”, insistió Helio García.

Villegas enfatizó que “en la universidad debemos arriesgarnos a apropiarnos y poner en práctica los conceptos, con la finalidad de que puedan ser conocidos por el resto de la sociedad”.

“Debemos co-crear un programa, pero hay muchas dificultades porque la escuela y las universidades son un producto moderno que tiene objetivos concretos monoculturales”, sostuvo Juliana Merçon.

Asimismo apuntó que la universidad debe invitar a repensar y desaprender de las dicotomías que marcan nuestra forma de pensar y ser, entre ellas la relación humano-naturaleza y la división del yo y el otro.

En relación con lo anterior, Irlanda Villegas consideró que las acciones y programas educativos emprendidos desde la UVI están enfocados en el proceso de desaprender las dicotomías antes mencionadas, pero al mismo son asimilados los saberes de las comunidades.

Merçon se mostró convencida de la existencia de pequeñas brechas en la academia, donde se puede co-construir y multiplicar formas más sanas, solidarias y justas de estar en este mundo.

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