Luis Rodrigo Rodríguez Simón, profesor de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Granada, ha identificado y atribuido a Rafael Sanzio de forma fehaciente la obra denominada La Madonna de Foligno pequeña, cuyo autor hasta la fecha se desconocía, tras un minucioso estudio de varios años de duración.
Para ello, realizó sobre la pintura un estudio técnico-científico basado en la aplicación de una serie de técnicas instrumentales avanzadas y métodos científicos de análisis: rayos X, fotografía infrarroja, reflectografía infrarroja, fluorescencia de iluminación ultravioleta, análisis estratigráfico, microscopía electrónica de barrido acoplada a un sistema de microanálisis por energía dispersiva de rayos X, cromatografía de gases-espectrometría de masas y espectroscopía micro Raman.
Al igual que en la original de la Pinacoteca Vaticana (cuyas dimensiones son 320 x 194 centímetros), esta Madonna de Foligno pequeña (93,5 x 66,5 cms.) presenta una composición situada en un paisaje, con un plano superior celeste en donde aparece la Virgen con el Niño y otro terrenal en el que se encuentran San Juan Bautista, San Francisco de Asís, San Jerónimo, Segismundo de Conti, camarlengo del papa Julio II y mandatario de la obra, y un querubín centrando la composición.
Cambio de soporte
El cuadro llegó a Córdoba a finales del siglo XIX procedente de Francia. Según ha desvelado el estudio estratigráfico, fue cambiado de soporte desde la madera originaria al lienzo actual en la segunda mitad del siglo XIX, al detectarse una preparación constituida por varias capas de blanco de plomo dispuestas sobre un conjunto de tres lienzos, que responden a los sistemas de transposición de soporte efectuados en el siglo XIX en Francia. Este mismo cambio se realizó sobre otras obras de Rafael, como El éxtasis de Santa Cecilia (Pinacoteca Comunale de Bolonia) y también sobre La Madonna de Foligno (Pinacoteca Vaticana).
El investigador de la UGR descubrió ocultos dos fragmentos de papel adheridos al bastidor que confirman que el cambio de soporte fue realizado en Francia. El primero está escrito en lengua francesa con tinta gálica, y en él aparece la fecha “16 Avril” y el año 1888. En el otro ha aparecido un trozo de texto con letra de imprenta que corresponde a una hoja del catálogo de obras de arte publicadas para su venta a través de la casa de subastas Hotel Drouot de París, impreso en 1872.
La firma de Rafael
Rodríguez Simón identificó a través de fotografía infrarroja y reflectografía infrarroja el dibujo subyacente ejecutado por Rafael como fase previa a la realización de la pintura, además de una combinación de técnicas gráficas distintas en el diseño interior. “Este modo de trabajar con instrumentos de dibujo diferentes, desde la tiza al pincel, se ha encontrado en muchas obras de Rafael Sanzio”, apunta el investigador.
Además, el estudio realizado ha hallado una correspondencia directa entre el dibujo subyacente de la cabeza de la Virgen que aparece en esta pintura, y un dibujo sobre papel del British Museum de Londres conocido como Estudio para la cabeza de la Virgen, lo que pone de manifiesto que ambos fueron realizados por la misma mano de Rafael.
En La pequeña Madonna de Foligno existen dos letras pintadas como decoración en la bocamanga de la túnica de la Virgen, que reproducen las letras mayúsculas «R» y «U», iniciales del nombre de Raffaello de Urbino. “Rafael dejó estampada una rúbrica similar en la decoración que forma parte del brocado que adorna la bocamanga de la túnica de la Virgen en su composición original de la Pinacoteca Vaticana con el mismo tema”, explica el profesor de la UGR.
Del mismo modo, también se han descubierto las primeras letras del nombre de Raffaello o Raphael y el año 1507, realizados de forma incisa cuando la pintura estaba fresca, sobre el color de carnación de la mano derecha de la Virgen.
Los infrarrojos también han permitido otro descubrimiento de suma importancia: la existencia de sendas numeraciones situadas en los laterales superior y derecho y además pequeñas rayitas distribuidas por todo el perímetro de la obra, equidistantes unas de otras 2,9 centímetros.
“Estos grafismos justifican la realización de un sistema de cuadriculado utilizado para la reproducción de esta composición a una escala bastante mayor, como demuestran el gran número de cuadrículas y el pequeño tamaño de las mismas”, apunta el investigador de la UGR.
Luis Rodrigo Rodríguez Simón, con pruebas de infrarrojos