La mineria abrió las puertas del subsuelo de la Tierra a microorganismos potencialmente nuevos y a otros que por su mínimo tamaño se sitúan en el límite posible de la vida, según publica la revista ISME J, del grupo Nature.
El estudio internacional que soporta la publicación, es coordinado por el grupo de Tecnología, Biotecnología y Geoquímica Ambiental (BIOGEOAMB) de la Universidad de Oviedo y el Instituto de Catálisis del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha utilizado técnicas de última generación de análisis del ADN y proteínas para analizar la biodiversidad microbiana en la antigua mina de mercurio de Los Rueldos, en Mieres, España.
El trabajo de campo se desarrolló en una antigua galería de prospección de una mina explotada durante los años sesenta y setenta, y muestra factores que explican la sorprendente diversidad microbiana en la galería.
“Una vez que la mina se abandonó, la acción oxidativa de las bacterias sobre los minerales de azufre o hierro como la pirita, junto con la ausencia de luz y las filtraciones de agua de lluvia, promovieron la formación de aguas ácidas muy ricas en metales –como aluminio, arsénico, plomo y otros–. Estas aguas resultan muy dañinas para animales y plantas, pero no para la diversidad microbiana”, señala el estudio.
Heterogeneidad espacial y nuevos nano-organismos
Asimismo, uno de los factores que explican la sorprendente diversidad microbiana en la galería es el estancamiento de sus aguas. Esta situación creó microambientes particulares a lo largo de toda la galería en los que se han desarrollado diferentes tipos de microorganismos como bacterias y arqueas.
“Estos microorganismos producen un polisacárido de consistencia gelatinosa que actúa como una biopelícula protectora y contribuye a su supervivencia en unas condiciones extremas de acidez. El extenso grosor de las biopelículas y su estratificación generaron microambientes con menos oxígeno que crean oportunidades para la presencia de poblaciones anaeróbicas, incapaces de sobrevivir en otros ambientes similares”, aseguran los investigadores.
Otro de los aspectos interesantes analizados en el laboratorio del grupo de la Escuela Politécnica de Mieres es la detección de microorganismos del dominio arquea extremadamente pequeños (0.0002 mm de diámetro), que por su tamaño se sitúan en el límite posible de la vida y que se describieron por primera vez en el año 2006 en otro ambiente ácido (mina Richmond, California).
“Las secuencias del ADN de estos enigmáticos nano-organismos indican que son diferentes a los anteriores, y el análisis detallado de los genomas reconstruidos permitirá profundizar en el estudio de sus mecanismos vitales y conocer mejor su papel en el ecosistema”, concluyen los expertos.
Estrategias para nuevos programas de descontaminación
Para la mayor parte de la diversidad de microorganismos encontrada en la mina no ha sido posible una clasificación taxonómica resolutiva, debido al carácter novedoso de los tipos detectados.
“Esto plantea la posibilidad de que la actividad minera en la zona de Asturias, además de fomentar la actividad económico-industrial durante su explotación, ha legado una amplia biodiversidad de microorganismos que ofrece posibilidades biotecnológicas de gran interés”, subraya el trabajo.
La presencia de microorganismos capaces de vivir en presencia de metales nocivos abre la posibilidad de estudiar sus mecanismos de defensa. Esto sería útil para procesos de descontaminación biológica en los propios emplazamientos industriales contaminados, un aspecto que el grupo de investigación está analizando actualmente en el marco de un proyecto europeo LIFE.
Por último, los microorganismos presentes en el ambiente estudiado y no descritos anteriormente son una fuente potencial de nuevos compuestos con interés farmacéutico e industrial.