Sandra Isabel Jiménez Mateos *
La pérdida de un compañero es devastadora. Para muchas mujeres en todo el mundo, y especialmente las mujeres en países en desarrollo, esa pérdida lleva a problemas incluso de sobrevivencia, por la lucha a largo plazo que las viudas deben emprender para cubrir las necesidades básicas propias y de su familia, sus derechos humanos y su dignidad.
Ahora, con la pandemia por Covid-19, provocó que la situación de muchas mujeres que enviudaron durante los últimos meses sea grave, al ser privadas de sus apoyos socioeconómicos y familiares habituales, advierte la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la conmemoración del Día de las Viudas 2020, éste 23 de junio.
La ONU anota que en el contexto de confinamientos y cierres económicos, las viudas pueden no tener acceso a cuentas bancarias y pensiones, lo que limita sus posibilidades para pagar la atención médica tanto propia como de los hijos o incluso de otros parientes que viven en su núcleo familiar o incluso la situación puede ser tan grave que tengan problemas para mantenerse a sí mismas y a su familia.
Esto -advierte la ONU- es un problema que necesita atención urgente, sobre todo porque ya era grave desde antes, con la existencia de familias de madres solteras y mujeres mayores solteras, que ya son particularmente vulnerables a la pobreza.
«En tiempos de pandemia, las viudas suelen ver multiplicadas esas pérdidas, que van acompañadas de estigmatización y discriminación. Los niveles sin precedentes de aislamiento y penuria económica provocados por la crisis de COVID-19 pueden comprometer aún más la capacidad de las viudas para mantenerse a sí mismas y a sus familias, privándolas del contacto social en un momento de profundo dolor», advierte António Guterres, el Secretario General de la ONU.
La gravedad que puede alcanzar el problema se sustenta en la experiencia de pandemias pasadas, por ejemplo, el VIH / SIDA y el ébola, donde se observó que a las viudas a menudo se les niegan los derechos de herencia, se les arrebata sus propiedades después de la muerte de su pareja y pueden ser objeto de estigma y discriminación señalándolas de ser «portadoras» de enfermedades.
Esto, además de que a nivel global, las mujeres tienen menos posibilidades de acceso a pensiones de vejez que los hombres, por lo que la muerte de un cónyuge puede conducir a la indigencia de las mujeres mayores.
En este contexto, el mayor funcionario de la ONU, advirtió que «al tiempo que nos esforzamos por superar la COVID-19, los Gobiernos deben hacer todo lo posible por incluir el apoyo a las necesidades inmediatas de las viudas en los programas de estímulo fiscal, por ejemplo mediante el acceso a las transferencias de efectivo. Asimismo, mientras trabajamos para salir mejor preparados de esta crisis, los esfuerzos de recuperación deben ir acompañados de cambios estructurales a largo plazo, entre otras cosas derogando las leyes discriminatorias que niegan a las mujeres la igualdad de derechos con los hombres y garantizando la disponibilidad de protección social, para que las mujeres no se encuentren desde el principio en situación de desventaja. También necesitamos datos de calidad, desglosados por edad y sexo, para velar por que se contabilice y se ayude a las viudas, ahora y en el futuro».
Las Naciones Unidas conmemoran el 23 de junio como el Día Internacional de las Viudas (A/RES/65/189) desde 2011 con el fin de dar voz a las experiencias de las viudas y para reactivar cuanto antes el apoyo especial que necesitan.
Ahora más que nunca, este Día es una oportunidad para pasar a la acción y conseguir así lograr sus plenos derechos y el reconocimiento para las viudas, anota la Organización.
Y menciona que esto incluye proporcionarles información sobre el acceso a una parte justa de su herencia, tierras y recursos productivos; pensiones y protección social que no se basen únicamente en el estado civil; trabajo decente e igualdad de remuneración; y oportunidades de educación y formación. Capacitar a las viudas para que se mantengan a sí mismas y a sus familias también significa abordar los estigmas sociales que crean la exclusión y las prácticas discriminatorias o perjudiciales.
- Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales, de la Universidad Veracruzana