El 24 de enero de 1935 se vendió la primera cerveza en lata, en Richmond, Virginia, pero fue un experimento antes de hacer la comercialización masiva. Gottfried Krueger, un inmigrante alemán, avecindado en Newark, New Jersey, donde tenía su fábrica de cerveza con su apellido como marca, llevó a Richmond, Virginia, 2,000 latas con cerveza, a la que llamó Finest Beer, precisamente para no mezclarla con su marca.
El experimento fue todo un éxito, porque el 91% de los que bebieron la cerveza enlatada inmediatamente la aprobaron.
De ahí en adelante seguiría el boom de la cerveza en lata y su expansión por todo el mundo.
En esa época la cerveza se vendía sólo en los alrededores de los lugares en que se fabricaba, para evitar los costos de transporte y facilitar la recuperación de las botellas para rellenarlas.
En cambio la cerveza en lata no era aceptada, tanto por que los primeros experimentos mostraron un cambio en su calidad al reaccionar la bebida con el metal, como porque las latas explotaban ante la presión interna que genera el liquido carbonatado.
Los primeros intentos de envasar cerveza en lata, de los que hay constancia, datan de 1909; marcas de Estados Unidos como Busch y Pabst, que eran de las principales de la época, buscaron hacerlo hasta antes de 1930.
El interés por desarrollar la cerveza en lata respondía más que nada a intereses prácticos de empresa, por encima de la calidad de la cerveza: un envase más ligero y transportable, no frágil y con gran superficie decorable, lo que permitía jugar con el diseño de la marca y diferenciarse de los competidores de manera totalmente novedosa para un envase de bebida. Todo esto ya estaba experimentado en otras bebidas que se vendían ya en lata.
Finalmente, en 1933, después de dos años de investigación, Gottfried Krueger, el inventor original del concepto, pudo desarrollar una lata preparada para estar bajo presión, con un recubrimiento especial para evitar que la cerveza con gas reaccionara químicamente con el estaño. En 1909 la American Can Company hizo su primer intento de fabricar una lata para cerveza, pero detuvo sus experimentos cuando el 17 de enero de 1920 entró en vigor la Ley Seca en los Estados Unidos, la cual duró hasta el 5 de diciembre de 1933.
Cuando se vislumbraba el fin de la prohibición la fabrica reinició sus experimentos, ahora junto Gottfried Krueger; en 1933, después de dos años de investigación, y poco antes de que se levantase la Ley Seca, la American Can desarrolló una lata que estaba presurizada y tenía un recubrimiento especial para evitar que la cerveza efervescente reaccionase químicamente con el estaño, el cual era un concepto original de Krueger, recubriendo el interior de la lata, al igual que un barril de cerveza.
Las pruebas de elaboración y llenado se realizaron durante todo 1934.
American Can y Krueger acordaron que cada quien asumiría sus costos del experimento poniendo su producto, por lo cual la fabrica de latas no cobró por los primeros envases para el experimento.
Pero todavía faltaba la prueba de fuego: poner la cerveza enlatada al alcance del consumidor.
Así que para no poner en riesgo su marca creó la Finest Beer y la llevó a vender lejos de su fabrica, hasta Richmond, a 526 kilómetros de distancia.
Pero la cerveza en lata fue aceptada ampliamente por el 91% de quienes la probaron.
Pero la calidad del envase habría de enfrentarse al visto bueno del público cervecero. Fue por eso que en vez de lanzarlo en los alrededores de su propia fábrica en Newark, Nueva Jersey, lo hizo en la ciudad de Richmond, Virginia, a fin de que la imagen de su marca no se viera alterada. 2,000 latas son llevadas a Richmond y el 91% de los que beben de la lata inmediatamente la aprueban. Aquella primera cerveza en lata fue la Finest Beer de la cervecera Krueger.
En un plazo de tres meses, más del 80% de los distribuidores estaban adquiriendo la cerveza en lata de Krueger, alcanzado una gran cuota de mercado que, por aquel entonces, sólo era accesible a los “tres grandes” fabricantes de cerveza nacional: Anheuser-Busch, Pabst y Schlitz.
En seis meses las ventas de Krueger se multiplicaron por cinco.
Los competidores pronto siguieron su ejemplo, y a finales de 1935, 37 fábricas producían cerveza en lata y más de 200 millones de latas se vendieron.