Poco a poco la “quimifobia”, o rechazo a la química, se ha extendido por el mundo, culpando a esta ciencia por los males que padece el planeta, sobre todo de alta contaminación.

Pero Jesús Valdés Martínez, investigador del Instituto de Química de la UNAM, definió así a la quimifobia: “Es un temor de algunas personas de que al entrar en contacto con productos químicos se van a enfermar o les van a hacer daño”.

Esos miedos -agregó- no están bien fundados. “Sí estamos contaminando, y estamos dañando al planeta pero por un uso excesivo de combustibles fósiles. Tenemos que hacer un uso racional de la química”.

Por lo mismo consideró irracional esta quimifobia, porque toda la materia, “por el sólo hecho de serlo”, entraña a la química en sus propiedades, estructura y composición.

“La contaminación del planeta se debe más bien a un mal uso de la química. Estoy convencido de que la química es nuestra vida y nuestro futuro; los grandes problemas de la humanidad no se pueden resolver sin ella y estamos aprendiendo a hacer un uso de la química más prudente”, afirmó el doctor en Química durante la charla ¿Cómo se divierten los químicos?.

Y en este sentido también cuestionó el dicho de que “lo natural es lo mejor”, que se ha difundido más, precisamente en rechazo a la química, pero igualmente pugna porque se haga diferencia lo natural y lo procesado, pero además aclarando que no necesariamente lo primero sea mejor que lo segundo.

Valdés Martínez, consideró necesario revalorar el papel que ha jugado la química para mejorar la calidad de vida de las personas en todas las áreas: industria, medicina, transporte y accesorios de uso cotidiano. Por ejemplo, sin los derivados del petróleo no habría autos, bolsas de plástico, tubos de PVC ni teflón; no habría ropa sintética, cosméticos, videojuegos, computadoras ni celulares, no habría condones ni anticonceptivos.

La química también ha entrado en una nueva era donde la consigna es ahorrar y ser sustentable, y como ejemplo mencionó al viagra: “Antes para producir un kilo de este fármaco se necesitaban mil 300 litros de disolvente, ahora se necesitan solo cuatro litros”.

Pero igualmente refirió que los humanos y sus hábitos de consumo en si mismos son altamente contaminantes. Por ejemplo, dijo Jesús Valdés  “en Estados Unidos el promedio de vida de un objeto como un smartphone es de medio año, países como China, están siguiendo ese modelo”.

El investigador y divulgador de la ciencia consideró que la labor para quitar los prejuicios y fobias en torno a la química las debe hacer el maestro al estudiante en todos los niveles educativos: “Tiene que mostrar que la química está presente en la vida cotidiana. Tiene que poner ejemplos que contradigan a los temores falsos porque si no hubieran medicamentos, la esperanza de vida sería mucho menor a la actual”.

Destacó que la enseñanza de la química en el país es esencial pues México cuenta con una riqueza química enorme. Se requieren mejores programas de estudio y estrategias de enseñanza, “no debemos crear químicos desde la secundaria, yo creo que es un grave error, mejor hay que enseñar al estudiante reacciones químicas que se puedan ver y oler, y observar cambios de energía que suceden todos los días; estos fenómenos despiertan la curiosidad. Al final del bachillerato se podría enseñar algo más formal”, expuso.

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