¿Cuánto sabe de ciencia Rosa Montero?
Muy poco por desgracia. La ciencia me encanta pero pertenezco a una generación que a los 14 años tenía que elegir entre letras y ciencias y desde ese momento no volvías a ver nada sobre la materia no elegida en toda la formación académica. Yo me decanté por las letras porque desde pequeña escribía y sentí que era lo mío, pero me interesa la ciencia y por mi cuenta siempre he leído libros de divulgación y sigo la actualidad científica. Pero el vacío que tengo en la formación académica provoca que en campos como la matemática, de una complejidad superior, me dificulte comprender determinados libros científicos.
¿Cómo surgió su interés por Marie Curie para inspirarse en su novelaLa ridícula idea de no volver a verte?
Siempre me ha interesado su figura. De hecho, en un libro que escribí hace en torno a 20 años, Historias de mujeres, ya me refiero a ella. Es un personaje fascinante. Ella entró en mi novela La ridícula idea de no volver a verte por casualidad. Mi editora me envió un pequeñísimo diario de duelo que escribió Curie de 28 páginas en el año siguiente a la muerte de su marido. Es un alarido de dolor. Mi editora lo quería publicar en una colección de libros pequeños y me pidió que escribiera el prólogo. En el mismo momento en que leí el diario, me di cuenta de que daba una visión totalmente apasionada de Marie Curie a la que suele verse como fría, hermética y controlada. Pensé que quería hacer otra cosa con ese texto. Quería reflexionar sobre la enorme personalidad de la científica polaca y adentrarme en una serie de ideas que venían dándome vueltas a la cabeza desde hacía tres o cuatro años. Pensamientos y reflexiones sobre la vida. Sobre como aprender a vivir mejor, sobre cómo llegar a cierta personalidad y rebotar estos pensamientos en ella para poder analizarlos mejor.
¿Ha sido difícil documentarse y comprender el trabajo y la vida de esta científica para escribir su novela?
No ha sido difícil, al contrario, fue fascinante. Leí varias biografías sobre su vida y con ellas hice algo que me encanta que son los acercamientos biográficos no convencionales. Este es un procedimiento muy relativo, en el que profundizo en la persona real de la misma forma en que me meto dentro de los personajes de mis novelas para conocer como viven su vida. La única diferencia entre los personajes del tipo de biografías que escribo y los de mis novelas es que en estos últimos yo invento sus vidas y sus acontecimientos y en los biográficos tengo que ceñirme a una red de datos objetivos. Pero una vez hecha esta red de datos, me adentro en ese traje e intento comprender como se vive la vida desde ahí. Esto es fascinante porque descubres cosas que quizá las biografías tradicionales han pasado por alto.
¿Qué le sorprendió sobre Marie Curie que las típicas biografías no contemplaban?
La vida de Marie Curie me dejó pasmada. Descubrí a una mujer con una vida mucho más compleja, más rica y alucinante. Pasó muchas penurias y tuvo una relación muy conflictiva y tormentosa con su padre. Las biografías típicas se dedican a aportar todos los datos, pero hay rasgos que, pese a lo importantes que pueden llegar a ser para componer al personaje, no los tienen en cuenta.
Usted se dedica al ámbito de la comunicación y por su labor como novelista a las humanidades. ¿Piensa que la ciencia y las humanidades son dos campos que deberían estar más unidos?
Para mí, en realidad, es todo lo mismo. Existe una correlación tremenda entre estos dos campos. Además, la ciencia tiene una capacidad metafórica y una magia inmensa. Hay mucha más magia en la ciencia que en los cuentos de hadas. En mi opinión, una educación básica debe ser completada a partes iguales con ciencia y con humanidades para ser una persona ilustrada del todo.
Como escritora y lectora, ¿le gusta más la narrativa más realista o también otros géneros como la fantasía o la ciencia-ficción?
Me gusta todo y lo leo todo. Personalmente, como escritora, poseo una parte fantástica que intento reflejar casi desde siempre. En mis novelas, hay parte de hiperrealismo que se mezcla con una parte fantástica porque para mí la realidad es así. La concepción que existe en el mundo de lo real me parece alicorta y reductora. Porque se entiende lo real como costumbrista, algo muy superficial. Yo creo que la realidad incluye los sueños, los delirios y la fantasía. Por ejemplo el nazismo fue un delirio que cambió la sociedad del siglo XX y esperemos que no lo haga en el XXI con los movimientos neonazis. En definitiva, lo fantástico forma parte de la realidad.
(Alejandro Galisteo/SINC)