La temperatura más baja registrada en la historia, 10 de agosto de 2010- Wearbeard, SINC

La temperatura más baja registrada en la historia, 10 de agosto de 2010- Wearbeard, SINC


El 10 de agosto de 2010, un punto de la Antártida registraba la temperatura más baja detectada en la Tierra, -93,2 ºC. El récord pasó inadvertido hasta 2013, cuando un equipo de geólogos estadounidenses lo dio a conocer en la reunión de la Unión Geofísica Americana.

Los investigadores realizaron este hallazgo mientras analizaban 32 años de temperaturas en la superficie global grabadas por satélites. Para detectar los valores utilizaron un sensor térmico infrarrojo de gran resolución que formaba parte del satélite Landsat-8.

Los datos aportados por este instrumento permitieron conocer también la causa de este frío extremo, que se debía al aire que quedaba atrapado bajo la superficie de la Antártida. Cuando los cielos permanecían despejados unos días, el suelo emanaba calor residual a la atmósfera, provocando que se creara una capa de aire súper frío sobre la nieve.

Tras publicar los resultados, los expertos aseguraron que las temperaturas eran “tan bajas que son difíciles de imaginar”. Según explicaron, el frío era casi tan extremo como el calor del punto de ebullición del agua sobre cero (casi 100 ºC).

Y es que el anterior registro de temperaturas mínimas era sensiblemente superior, -89,2 ºC detectados en 1983 en la estación de investigación rusa de Vostok en el este de la Antártida. En las zonas habitadas más frías del planeta, las poblaciones de Verkhoyansk y Oimekon del noroeste de Siberia, el récord es de -67,8 ºC, registrados en 1892 y 1933.

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