Si la intención es dejar de ser un país que tolera la desigualdad, la violencia y la corrupción es necesario recuperar en la universidad un “nosotros”, un espacio colegiado de acción colectiva para cuestionar y exigir los derechos sociales, ya que su tarea central es la crítica, señaló el doctor Manuel Gil Antón, investigador de El Colegio de México.
“Estamos publicando para las comisiones, para obtener puntos académicos y de espaldas a los lectores”, aseveró durante su conferencia ¿Cuál es el papel de la universidad frente a la desigualdad social en México?.
El doctor Gil Antón sostuvo que no se estudia ni conversa sobre los problemas actuales o con la sociedad, “ahora la universidad está repleta de indicadores, sin sentido colectivo”.
En el Seminario Divisional La desigualdad social en México. Desafíos y acciones transformadoras, realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el filósofo lamentó que la sociedad mexicana haya perdido un anticuerpo ante las injusticias, pues “las universidades no han sido un foco de resistencia al poder en los últimos 30 años, sólo se han acomodado a través de las transferencias monetarias condicionadas”.
Gil Antón presentó un panorama general de las implicaciones que traerá la reforma educativa federal al país en la que se distorsionó la percepción de la complejidad del proceso pedagógico de enseñanza y de los integrantes del magisterio como personas ignorantes, incapaces e irresponsables.
Hoy en México y en el mundo vale más tener conocidos que conocimientos, advirtió ante la tendencia de que el mundo académico sigue hacia la estratificación y la distinción, pues “hace muchos años se decía yo estoy en el SNI, ahora decimos soy SNI III, lo cual no genera tradiciones académicas y mucho menos proyectos educativos”, sentenció.
El académico explicó que se trata de un sistema educativo basado en lo económico, resultado de un proceso capitalista que coloca a la educación al servicio del Estado.
Son instituciones más frágiles, aunque de buenos indicadores y con excelentes niveles de eficiencia terminal en los egresados, pero sin llegar a madurar investigaciones, pues éstas sólo responden a los términos de entrega que se designan dentro de una beca o un programa de posgrado.
De acuerdo con el doctor Gil Antón las transferencias monetarias condicionadas son un dispositivo utilizado para desarmar a las comunidades y que impide el desarrollo de la crítica, ya que es un valor de la modernidad y la libertad de expresión y un aspecto que molesta al poder.
“Hay que reivindicar el valor de la crítica fundada porque sólo puede obtenerse de preguntar, de la duda, es aprender a pensar. Ese tipo de crítica como experiencia universitaria en cualquier disciplina provoca que la ciencia avance”, finalizó.