La Universidad Veracruzana (UV) es reconocida a nivel nacional e internacional por ser una institución ocupada y preocupada por atender con el conocimiento a su alcance las principales necesidades de las comunidades y grupos vulnerables, ejemplo de ello es el trabajo que desde los noventa realiza el Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) en el Sistema Lagunar de Alvarado, Veracruz.

Durante más de 15 años esta casa de estudios ha realizado en la zona actividades de investigación, vinculación y trabajo comunitario con pescadores, que aunque iniciaron como estudios netamente biológicos, con el paso de los años derivaron en proyectos con enfoque social, tanto de acuacultura, educación ambiental y alfabetización, como de organización y desarrollo sustentable, iniciativas que transformaron las actividades productivas y relaciones de género en las comunidades participantes.

Esta transformación, así como la comunicación horizontal entre investigadores y pobladores, fueron analizados durante dos años y medio por Edith Escalón Portilla, periodista y coordinadora del Diplomado en Comunicación de la Ciencia impartido en la UV, como parte de su tesis de la Maestría en Comunicación de la Ciencia y la Cultura, que cursó en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en Guadalajara.

“La UV tiene nexos y proyectos sociales, no es una institución cerrada o ajena a su contexto, hay mucho trabajo en zonas marginadas e indígenas, en municipios rurales, y proyectos como el de Alvarado detonan otras iniciativas, motivan a académicos y estudiantes a hacer más trabajo social”, subrayó.

Por la tesis titulada “Reconfiguración de saberes locales en interfaces de conocimiento: el caso de científicos y pescadores en Alvarado, Veracruz, México”, Escalón Portilla obtuvo el primer lugar del XXVII Premio Nacional de Trabajos Recepcionales del Consejo Nacional para la Enseñanza y la Investigación de las Ciencias de la Comunicación (CONEICC), en la categoría Tesis de Maestría.

Cabe mencionar que la CONEICC es una asociación civil que aglutina a 73 universidades de comunicación públicas y privadas de todo el país. Cada año otorga un reconocimiento a las mejores tesis de licenciatura y de maestría en el campo que hayan sido generadas por las instituciones de educación superior (IES) pertenecientes al consejo.

Comentó que el 3 de octubre, durante la reunión ordinaria del CONEICC, en Campeche, le fue entregado el reconocimiento por su trabajo de investigación, realizado en torno a las condiciones que permitieron la comunicación entre científicos y pescadores de Alvarado, Veracruz.

Dijo sentirse muy contenta por el premio obtenido, aunque –mencionó– el reconocimiento es también para quienes hicieron posible ese trabajo social en Alvarado y para el ITESO, la única institución en el país que tiene un posgrado en comunicación de la ciencia con un enfoque sociocultural.

“La visión que se tiene sobre la comunicación de la ciencia en la Universidad Jesuita de Guadalajara es mucho más social, más enfocada al análisis de los contextos y las prácticas de los actores sociales, de las tensiones y relaciones de poder implicadas en los procesos de comunicación”, añadió.

Asimismo dijo que es resultado de la beca obtenida a través del proyecto “Apropiación social de la ciencia desde el sur”, gestionado entre 2009 y 2010 por seis entidades del sureste mexicano y uno de sus objetivos era mejorar la formación de profesionales de la comunicación.

Después de concluir sus estudios de posgrado, regresó a la UV donde ha emprendido una serie de actividades relacionadas con la formación en el área de comunicación de la ciencia, entre las que se cuentan: cursos en el Instituto de Neuroetología a estudiantes de posgrado, clases para estudiantes de nivel licenciatura y la puesta en marcha del Diplomado en Comunicación de la Ciencia.

“Éste es un programa único a nivel nacional justamente por su enfoque, hay iniciativas similares que ofrecen una revisión de temas científicos pero no analizan la comunicación, no la estudian ni discuten, más bien se enfocan a dar una actualización en temas científicos en pequeños seminarios sobre física, matemáticas, química, biología y otras disciplinas.”

Además de los cursos, la universitaria coordina dos proyectos de comunicación en comunidades marginadas: “Gestión del riesgo por cambio climático en Alvarado”, del Programa de Estudios en Cambio Climático de la UV (PECCUV), y “Conservación de primates y mamíferos en Los Tuxtlas”, en colaboración con investigadores de Neuroetología; además, participa junto con investigadores del Instituto de Ecología (Inecol) en un estudio de adaptación al cambio climático en la Huasteca veracruzana.

“Son pequeños proyectos que derivan del compromiso que hice al recibir la beca:  regresar a Veracruz para que esa formación que tuve la oportunidad de aprovechar, generara también beneficios en nuestro estado… y ese es el plan”, subrayó.

 

El proyecto

Edith Escalón puntualizó que fueron dos años y medio en los que analizó a profundidad la relación y la comunicación que se da entre los científicos y los pobladores que participaron (primero) en un proyecto netamente biológico que posteriormente se transformó en un proyecto social, enfocado a gestionar y promover las capacidades locales de los pescadores, en el que participaron activamente los universitarios.

Expuso que son varios los aspectos analizados en la tesis, uno de ellos es la horizontalidad, la convivencia de largo plazo, las formas de encuentro, y la permanencia, todo a través del análisis de discursos y narrativas que reconstruyen la experiencia vivida por los actores, en un estudio cualitativo del proceso de comunicación.

“Esta relación de largo plazo, de mucha convivencia, fue la que consolidó los proyectos y permitió que se pusieran en contacto dos esferas con asimetrías de poder, que lograran comunicarse realmente y establecer y cumplir objetivos comunes”, apuntó.

Indicó que al ser un caso excepcional decidió estudiarlo, sobre todo porque proyectos de este tipo no tienen resultados positivos, “muchas de las intervenciones planificadas terminan por confrontar o decepcionar a los participantes, en este caso no fue así”.

Al preguntarle qué aportaciones faltan por hacerse al campo de la comunicación de la ciencia, Escalón Portilla respondió que se requiere investigar, sistematizar y profesionalizar la práctica actual, porque gran parte de ella se hace en las instituciones que tienen recursos, capacidad humana para hacer la comunicación de la ciencia, pero a veces está planteada desde principios anacrónicos y modelos que ya fueron superados.

“Si no se hace una revisión histórica de cómo y por qué se plantearon esos modelos, de sus alcances y limitaciones, de cómo fue evolucionando la comunicación como campo de investigación y formación profesional, será difícil poner en marcha iniciativas de comunicación más eficientes.”

En el caso de las comunidades marginadas, planteó que la permanencia a largo plazo, la convivencia y la relación horizontal tienen que ser consideradas, de lo contrario la comunicación de la ciencia no tendrá el impacto social que se busca.

“Como universitarios no podemos dejarlas a un lado. Sí, es cierto que el trabajo de los investigadores es hacer investigación, el de los académicos formar nuevos profesionistas, pero también es cierto que la universidad pública tiene un compromiso social que la obliga a pensar en las necesidades de quienes la sostienen”, puntualizó.

 

Su vocación desde niña

“Quise ser reportera desde muy niña porque me gustaba escribir y a los 12 años hice mis primeras entrevistas para radio”, recordó Edith Escalón.

Compartió que cuando tenía 12 años participó en el programa infantil La revista, que se transmite aún en Radio UV, elaborando entrevistas y encuestas en la calle para presentar un noticiero. Posteriormente ingresó a la Licenciatura de Ciencias y Técnicas de la Comunicación en la UV.

“Ahí conocí al maestro Luis Velázquez, con quien trabajé y me motivó a trabajar como reportera.

Reconoció que no es una profesión fácil pero sí apasionante, al final las satisfacciones no están ni en la paga ni en el reconocimiento, sino en el contacto desde primera fila con historias de la vida cotidiana.

Años después se incorporó al equipo de trabajo de la Dirección General de Comunicación Universitaria, específicamente como reportera de prensa para el semanario Universo, donde colaboró más de 10 años.

“Prensa me dio la oportunidad de conocer a los investigadores, las líneas de trabajo, a conocer un poco el lenguaje científico y sus métodos, a distinguir las áreas y centros de investigación, a tener un panorama amplio de la Universidad, fue ahí donde más trabajé el periodismo científico”, agregó.

Cuando ingresó al posgrado en el ITESO, su objetivo fundamental era hacer investigación que generara algún tipo de conocimiento útil para el estado, especialmente para las comunidades marginadas.

“Yo quería dos cosas: que la investigación fuera sobre algún proyecto en Veracruz –aunque sabía que sería más costoso–; y que fuera algo útil. Si ya estaba becada allá y tenía esta oportunidad, entonces quería que aportara algo para el sureste del país”, recordó.

Para Escalón Portilla, el contacto directo con los protagonistas de la vida cotidiana es una de las grandes satisfacciones y aprendizajes que le ha dejado el periodismo, porque se conocen historias motivantes de cooperación, donde científicos, maestros y estudiantes se comprometen con la sociedad.

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