El auditorio de la Facultad de Psicología de la Universidad Veracruzana fue el escenario de la presentación del libro Vida, muerte y resistencia en Ciudad Juárez. Una aproximación desde la violencia, el género y la cultura, coordinado por Salvador Cruz Sierra, profesor investigador de El Colegio de la Frontera Norte adscrito al Departamento de Estudios Culturales.

La presentación estuvo a cargo de América Espinoza Hernández y Alba Hortencia González Reyes, académicas de las facultades de Psicología y Trabajo Social; Ricardo García Valdez, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales, y Salvador Cruz Sierra.

El libro contiene cinco apartados: Aspectos estructurales de la violencia; Cómo se ve la violencia en Ciudad Juárez; La violencia tiene un rostro de género, particularmente el de las mujeres y jóvenes han sido más violentados; Análisis el género a partir de la violencia; y La producción de la violencia en la literatura.

La intención es hacer un llamado a la academia para detener la violencia en Ciudad Juárez, como epicentro de ésta en México, dijo Salvador Cruz; comentó que los feminicidios estigmatizaron más a esa ciudad fronteriza. Aunque no tiene la exclusividad de la violencia, las formas particulares como se dieron los asesinatos de mujeres han dado una imagen violenta al resto del país.

De 2008 a 2011 se registró un promedio de 10 mil homicidios de varones en México, ello es una muestra de que la violencia social no es privativa de un estado. Por ello es importante estar atento a los procesos de la naturalización de la violencia, cómo se van incorporando a la cotidianidad de hombres, mujeres, familias e instituciones.

Cruz Sierra mencionó que en la actualidad la narcoviolencia ha llamado la atención como una manera instrumental y expresiva que quiere decir algo a la sociedad y a las autoridades, un ejemplo de ello es la forma cruel en que han sido tratados los cuerpos de las personas asesinadas.

Agregó que esta situación habla de muchas cosas más allá de un objetivo, toca otros referentes culturales, ámbitos de la vida social incluidos el secuestro y la extorsión, lo que ha propiciado la invisibilización de otras violencias y los conflictos inherentes en los grupos sociales, donde persisten otras caras, pero la más visible es la narcoviolencia.

“Un fenómeno que se está dando en Ciudad Juárez, al igual que en otras regiones, es que en la escuela se reproducen prácticas entre los adolescentes donde tienen sentidos referentes al narco; por ejemplo, alguien cobra cuotas a sus compañeros, eso no es bullying, eso es la violencia que se vive de esta forma, esta imagen que genera la narcoviolencia. Estas formas de incorporar estas prácticas son procesos de naturalización.”

Sobre las estrategias que podrían aplicarse para disminuir la problemática, agregó que debe trabajarse desde muchas trincheras, principalmente en la educación y la introducción de los servicios básicos.

“En Ciudad Juárez se han realizado muchas actividades culturales y artísticas, pero se está descuidando el área de justicia y esto genera un sentimiento de rechazo y de desprestigio hacia la autoridad, por ello es importante trabajar en todos los sectores.”

Dijo que la situación de precaridad que se vive tiene varias décadas en México, el descuido institucional hacia esta población y la falta de oportunidades para los jóvenes ha generado la incorporación de éstos hacia el crimen organizado como mano de obra desechable.

En este sentido habría que implementar acciones y programas de educación y empleo, otros referentes de la construcción de género, así como diferentes formas de la relación con las mujeres.
Explicó que los actuales patrones e imágenes que se reproducen desde la narcocultura no están apoyando a que los jóvenes puedan identificar otras alternativas de vivir el ser hombres

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