Acaban de cumplirse 520 años desde que Rodrigo de Triana, a bordo de La Pinta, gritó “¡Tierra a la vista!” frente a la costa de Cuba. La llegada de Colón y sus hombres a América tuvo radicales consecuencias para los indígenas, que vieron diezmada su población debido a las guerras, la esclavitud y las enfermedades procedentes del Viejo Continente. Agustín Muñoz Sanz, jefe de la unidad de patología infecciosa del Hospital Infanta Cristina de Badajoz y profesor titular de Patología Infecciosa de la Facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, explica a SINC cómo los microbios que viajaron en las carabelas devastaron a la población nativa.
¿Cuál fue la repercusión de la conquista de América en la salud de sus habitantes?
Un desastre demográfico, una catástrofe ecológica. En menos de un siglo desaparecieron de su propio mapa varias decenas de millones de habitantes indígenas. Por ejemplo, el 90% de la población caribe y arawak murió en los veinte años siguientes a la llegada de Cristóbal Colón y sus hombres en 1492.
¿Y de esas muertes, cuánta culpa tuvieron las enfermedades?
Este fenómeno representa un excelente y dramático ejemplo de lo que hoy se llama patología del viajero y del inmigrante. Las enfermedades infecciosas fueron un aspecto más, sin duda muy importante, del intercambio de personas, bienes y microbios entre dos zonas del planeta separadas durante milenios por un gran mar… y por el océano del desconocimiento mutuo.
¿Cómo se contagiaban esas patologías?
Dependía de la enfermedad: por vía respiratoria (gripe, viruela, sarampión), por contacto directo (viruela), por vía digestiva (diarreas, fiebre tifoidea), picaduras de piojos (tifus exantemático) y, más tarde, por picaduras de mosquitos (malaria y fiebre amarilla).
¿Las enfermedades procedentes de Europa causaron más muertos que las armas?
Sin duda. Es materialmente imposible que las armas mataran más que las enfermedades y otros factores asociados. Pensar que algo más de cien hombres y unos cuantos caballos dirigidos por Hernán Cortés barrieron a un imperio enorme muy bien organizado y de alto nivel de civilización, como el azteca de Moctezuma (México), es desconocer la realidad de la historia. Algo similar ocurrió en la aventura de Pizarro en el imperio Inca de Huayna Cápac (Perú). La viruela y el sarampión fueron unos perfectos aliados –involuntarios, no intencionados– en el éxito de conquista española.
¿Es que en algún caso las enfermedades fueron aliados intencionados?
Sí. Algo más tarde, los ingleses y holandeses causaron estragos entre los nativos de la costa este americana (actual Massachusetts) infectándolos y matándolos con mantas contaminadas con el virus de la viruela. España no hizo lo que hoy llamamos guerra biológica, por muy pedestre que fuera entonces.
¿Cuál es la primera epidemia originada por los conquistadores de la que se tiene constancia?
La hipótesis más aceptada por la comunidad científica internacional es que pudo ser la gripe suina o gripe del cerdo, aunque existen voces discrepantes. Llegó una primera oleada en el segundo viaje de Cristóbal Colón, en 1493. Se diseminó con enorme facilidad y causó un gran daño.
¿En qué línea apuntan esas voces discrepantes?
Noble David Cook propone la hipótesis de que se trataba de la viruela. El profesor Francisco Guerra, una de las personalidades más relevantes en este campo, dejó sentado con serios argumentos que fue la gripe. Yo comparto la opinión del profesor Guerra.
¿En qué medida influía la falta de higiene de los largos viajes en barco?
Las condiciones debieron de ser extraordinariamente malas: poco espacio –apenas unos metros cuadrados–, mucha gente, convivencia muy cercana de hombres y animales y unas condiciones alimenticias, sanitarias e higiénicas muy deficientes durante varias semanas. El caldo de cultivo ideal para el intercambio de microorganismos entre los marineros y entre los animales de conquista y de colonización y las personas.
¿Qué dolencias padecían los navegantes en los viajes?
Diarreas, escorbuto, deshidratación, fiebres… Aunque, contra lo que dicen algunos, en el primer viaje colombino no hubo nada destacable desde el punto de vista de la salud de los viajeros. El propio Cristóbal Colón lo dejó escrito en su diario: “Loado sea Nuestro Señor, hasta hoy de toda mi gente no ha habido persona que le haya mal de cabeza ni estando en cama por dolencia, salvo un viejo de dolor de piedra, de que él estaba toda su vida apasionado, y luego sanó al cabo de dos días”. Es decir, un vulgar cólico nefrítico.
¿Afectaban por igual las patologías a europeos y americanos?
La mayor parte de los europeos que llegaron a América tuvieron los virus en la etapa infantil y pudieron pasar las viriasis en esa etapa, por lo que ya disponían de inmunidad natural protectora. En el caso de los indígenas, la falta de contacto previo supuso una ‘virginidad inmunológica’, una falta de respuesta defensiva frente a las nuevas infecciones. Esta es la clave del desastre provocado por la gripe (1493), la viruela (1519-20) y el sarampión (en los años treinta de los 1500).
Hasta 1492, ¿qué enfermedades eran exclusivas de cada uno de los dos continentes?
La pregunta no tiene una fácil respuesta. Como norma general, y dicho con la máxima prudencia y sin afán dogmático, las viriasis (viruela, sarampión, gripe) eran propias del Viejo Mundo (Europa), mientras que en el otro lado del océano pudieron existir, antes del encuentro de 1492, numerosas patologías infecciosas como las parasitosis, algunas enfermedades bacterianas, tuberculosis y determinadas treponematosis.
¿Cuál fue el papel de los esclavos africanos llevados a América en la transmisión de enfermedades?
Este aspecto es muy interesante y también motivo de discusión entre los expertos. Los esclavos fueron víctimas de las enfermedades y portadores involuntarios de microbios. Su procedencia africana les hacía candidatos a estar colonizados o infectados por protozoos como los plasmodios, los agentes causales de la malaria. Algo parecido ocurrió a partir del siglo XVII con la fiebre amarilla, una infección producida por un flavivirus cuyo vector es el mosquito de la especie Aedes aegypti. Pudo llegar a las Antillas en 1648 y enseguida a la península del Yucatán, en Nueva España.
¿Hubo también flujo de enfermedades de América hacia Europa?
Este es un capítulo polémico. Sin duda, la sífilis ocupa el principal protagonismo. Su origen ha generado un debate, no cerrado aún, que dura ya más de cinco siglos. Las opiniones de los que consideran que la marinería de Colón la trajo a la vuelta del primer viaje –otros dicen el segundo– chocan con los que piensan que ya existía en la vieja Europa mucho antes del encuentro. Nosotros hemos dedicado varios años a estudiar este asunto y llegamos a la conclusión de que la sífilis existía muy probablemente en Europa antes de los viajes colombinos. Pero lo más interesante de nuestra aportación fue que la hipótesis colombina, tal como se presentó desde el principio por algunos de los más renombrados cronistas de Indias, y se ha mantenido durante más de quinientos años, es, sencillamente, una enorme falsedad histórica. Colón y sus marineros no trajeron la sífilis al regresar del primer viaje.