Si se tiene la visión de un país en la economía del conocimiento, se debió tener mucho más cuidado al momento de hacer la planeación de los presupuestos y no haber descobijado a la ciencia y la tecnología como se hizo este año, consideró el doctor Julio G. Mendoza Álvarez, doctor en física y secretario general del Instituto Politécnico Nacional.
Tras la inauguración del Encuentro de Líderes en Innovación, el ex director del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal, comentó que es lamentable el recorte del 23.3 por ciento al presupuesto del CONACyT.
“Es una pena. Es lamentable porque se iba por buen camino en los tres primeros años hacia algo que era el deseo de la comunidad científica y de los industriales de ir incrementando la inversión en ciencia y tecnología hasta llegar al uno por ciento del Producto Interno Bruto (PIB)”, dijo Mendoza Álvarez en el Centro de Educación Continua “Ing. Eugenio Méndez Docurro”, donde se realizó el encuentro politécnico.
Recordó que ya se ha demostrado que para que la ciencia y la tecnología generen riqueza para un país es necesario tener una inversión de entre el 2 y 3 por ciento del PIB.
“Tengo entendido que una parte del recorte hacia CONACyT va a incidir en el Programa de Estímulos a la Innovación, que justamente es un programa que tiene que ver con el apoyo a las industrias para que desarrollen tecnología apoyadas por las instituciones”, reflexionó.
El gabinete económico, añadió, debería tener la certeza y la convicción de que lo único que puede sacar adelante a México es la economía del conocimiento y eso no es un invento, como es claro en el caso de Corea un país que hace 40 años estaba peor que México, pero que hoy “nos dejaron atrás y la clave fue la inversión en ciencia y tecnología”.
En este momento, estimó, la innovación debe ser una de las áreas que más deben ser apoyadas, pues “no tiene sentido quedarnos con la idea de que fabricamos y exportamos muchos autos, 14 mil millones de dólares en autos, pero eso sólo deja empleo, pero las ganancias no se quedan aquí, los beneficios se van a los países que generan esa tecnología, como Estados Unidos, Alemania, Japón, Corea, etcétera”.