El denominado sondeo VVV (por sus siglas en inglés: Vista Variables in the Vía Láctea) es un proyecto del Observatorio Europeo Austral (ESO) para obtener imágenes infrarrojas de las partes centrales de nuestra galaxia con la ayuda del telescopio VISTA.
Con los datos de este sondeo público, realizado entre los años 2010 y 2014, se han descubierto multitud de objetos, como estrellas variables, cúmulos y explosiones estelares, a los que se añade ahora un componente desconocido en la Vía Láctea: un delgado disco de estrellas jóvenes. Lo ha encontrado un grupo de astrónomos liderado por Istvan Dekany, de la Pontificia Universidad Católica de Chile.
«Se cree que la protuberancia central –o bulbo galáctico– de nuestra galaxia está formada por un gran número de estrellas viejas, pero los datos de VISTA han revelado algo nuevo, ¡y muy joven para los estándares astronómicos!, afirma Dékány.
Los investigadores comenzaron encontrando 655 candidatas a estrellas variables de un tipo llamado cefeidas. Estas estrellas se expanden y se contraen periódicamente, con ciclos que pueden durar de unos pocos días a meses, cambiando significativamente su brillo mientras dura el proceso.
El tiempo que tarda una cefeida entre el brillo máximo y el mínimo es mayor para aquellas que brillan más y más corto para las que tienen menos brillo. Esta relación extraordinariamente precisa, que fue descubierta en 1908 por la astrónoma estadounidense Henrietta Swan Leavitt, hace que el estudio de las cefeidas sea una de las maneras más eficaces para medir las distancias y marcar las posiciones de objetos distantes en la Vía Láctea y más allá.
Pero hay truco: las cefeidas no son todas iguales. Hay dos tipos principales, uno mucho más joven que el otro. De la muestra de 655, el equipo identificó 35 estrellas como pertenecientes a un subgrupo llamado cefeidas clásicas, estrellas jóvenes y brillantes, muy diferentes de las habitantes normales del bulbo central de la Vía Láctea, que son mucho más ancianas.
Los investigadores reunieron información sobre el brillo y el periodo de pulsación, y dedujeron las distancias de estas 35 cefeidas clásicas. Sus periodos de pulsación, que están estrechamente relacionados con su edad, revelaron su sorprendente juventud.
«Las 35 cefeidas clásicas descubiertas tienen menos de 100 millones de años de edad. La más joven puede incluso tener solo unos 25 millones años de edad, aunque no podemos excluir la posible presencia de cefeidas incluso más jóvenes y más brillantes», explica el segundo autor del estudio, Dante Minniti, de la Universidad Andrés Bello (Santiago, Chile).
Las edades de estas cefeidas clásicas proporcionan una evidencia sólida de que ha habido una fuente continua, no confirmada con anterioridad, de estrellas recién formadas en la región central de la Vía Láctea durante los últimos 100 millones de años. Sin embargo, este no iba a ser el único descubrimiento importante extraído de conjunto de datos del sondeo.
La sorpresa de la cartografía estelar
Cartografiando las cefeidas descubiertas, el equipo dio con el componente completamente nuevo en la Vía Láctea, el grupo de estrellas jóvenes en el bulbo galáctico. Este nuevo componente de nuestra galaxia anfitriona permaneció oculto e invisible a sondeos anteriores, ya que estaba ‘enterrado’ tras densas nubes de polvo.
«Este estudio es una demostración de la capacidad del telescopio VISTA para sondear regiones galácticas extremadamente oscurecidas que no pueden estudiarse en ningún otro sondeo actual o planificado para el futuro», comenta Dékány, a lo que agrega Minniti: «¡Esta parte de la galaxia era totalmente desconocida hasta que nuestro sondeo VVV la descubrió!».
Ahora será necesario llevar a cabo estudios más profundos para evaluar si estas cefeidas nacieron cerca de donde están ahora o si nacieron más lejos. Comprender sus propiedades fundamentales, sus interacciones y su evolución, son claves en la búsqueda para entender la evolución de la Vía Láctea y el proceso de evolución de la galaxia como un todo.
SINC/ESO