Ante el fuerte flujo de información que se tiene ahora, al no existir una guía adecuada para quienes buscan y generan información, se corre el peligro de que se integren conjuntos de individuos que al carecer de la disciplina y la conducción y moderación de pares, terminen creando una seudociencia que se acerque mucho al efecto fanático de las religiones, afirmó José Sarukhán Kermez, Coordinador nacional de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de las Biodiversidad, (Conabio) y exrector de la Universidad Nacional Autónoma de México. José Sarukhán participó en el Coloquio Veracruzano de Otoño, donde presentó la ponencia “Nuevas tendencias en las reformas universitarias”, donde ponderó el gran flujo de información que se tiene en la actualidad y que se genera cada vez con más velocidad, lo que provoca que vivamos un “tsunami” permanente de información, en el cual, por lo mismo de lo tan amplio que se muestra “es muy fácil perderse”. Ante esto apuntó que se requiere de un buen piloto de navegación para no perderse en el flujo informativo, “y ese puede ser parte del papel de las universidades”, pero para esto se necesita de mentores que estén preparados para asumir ese papel. “Capturar cantidades ingentes de información no es recibir educación”, enfatizó. Recordó que existen múltiples formas de adquirir conocimientos sin acudir a las aulas; como ejemplo mencionó la apertura de sus programas de estudio que hizo el Michigan Institute Technology, el cual usan ahora cerca de 50 millones de personas en el mundo, mientras que los MOOC’s (massive open online course) iniciada por dos profesores universitarios que iniciaron ofreciendo 2 cursos en línea, y que hoy tienen casi 2 millones de estudiantes. Ante este panorama puntualizó que cada universidad deberá definir su personalidad, marcando las características que la definen y diferencien de otras, tendrán que declarar sin ambigüedades su vocación, su relación con la ciudad en la que están, su actividad. E igualmente señaló que las Instituciones de Educación Superior ya no tienen la exclusividad de ser los repositorios de información avanzada, “dejaran de tener el monopolio de la educación superior”. “El conocimiento humano ya no cabe en las estructuras mentales que hemos heredado de la enciclopedia francesa”, puntualizó y ante esto advirtió que se requiere crear nuevas estructuras que atiendan también las nuevas formas en que se produce y se llega al conocimiento, “y aquí la transdisciplinareidad tiene un papel muy importante”. Sin embargo, refirió, existen universidades y profesores que no se han dado cuenta o no quieren ver la necesidad de cambiar, de transformarse para atender la demanda actual de acceso a la educación, la cual se ha modificado definitivamente por la acción de las nuevas tecnologías, las cuales han abierto múltiples formas de generar conocimiento y de acceder al mismo. Los efectos de la globalización en la educación superior se muestran en diversos aspectos; uno de ellos es el incremento de la matrícula universitaria en el mundo, la cual en 1975 era de 40 millones de personas en el mundo, mientras que para 2007 el número llegó a 150 millones, en tanto que hoy ya alcanza la cifra de 200 millones de personas. Se quintuplicó en menos de 40 años. En este panorama también se debe ver el incremento de lo estudiantes internacionales, que son los que tienen la voluntad, los conocimientos y los recursos para realizar estudios fuera de su país de origen, los que llegan a 5 millones. Hoy el número de personas preparadas en el mundo es más grande que nunca antes, al igual que las personas que se están preparando son mas de las que hubo previamente. Refirió igualmente como notorio, que hoy las personas que trabajan en actividades que requieren conocimientos son más que quienes se desempeñan en actividades que requieren la aplicación de fuerza. Incluso mencionó la acción de la llamada ciencia ciudadana, que es la que se produce con el actuar de las personas en su cotidianeidad, y como muestra de ello refirió el caso del Conabio, el cual abrió espacios para la colaboración de las personas, lo que lo llevó a tener hoy 3,000 usuarios y 120,000 registros nuevos. “La suma de estos elementos lleva a concluir que el resultado solo puede ser mas datos, mas conocimiento, mas generación de información”, enfatizó. Estos “son solo algunos de los muchos aspectos que nos muestran que la educación mundial experimenta grandes cambios”, puntualizó José Sarukhán. Todo esto sustenta el trinomio en el que habrán de darse los cambios en el mundo, y la interacción del mismo: las personas, las tecnologías y el conocimiento. Pero también refirió que algunas universidades no han notado que deben adecuarse, lo cual es riesgoso para las mismas, porque las instituciones universitarias que permanezcan estáticas corren el peligro de ser percibidas como distantes de lo actual. Igualmente existen muchos profesores “que no tienen ni la más mínima idea de por donde”, que miran el acceso a las nuevas tecnologías como una moda pasajera, “que no merece que centren su atención” y en consecuencia se apegan a lo tradicional, a lo que les ha dado buenos resultados, como las conferencias magistrales, “en el mejor de los casos”. Estos dos elementos son parte de lo que provoca que las universidades sean vistas como una especie en peligro de extinción, aún cuando son de las pocas instituciones de la antigüedad que han sobrevivido. Pero como especie en peligro de extinción y ante las nuevas formas de acceder a la educación, “no estoy seguro de que la protección sea lo mejor para las universidades”. De hecho refirió que en nuestro país conviven universidades de hoy, con todas las herramientas y los mecanismos de la modernidad, con otras que son reliquias, pero eso ocurre –puntualizó- “incluso en las mismas universidades”. Ante este panorama, expresó, no estoy seguro que la protección sea lo mejor para las universidades. En nuestro país conviven universidades de ayer con las de hoy, incluso en la misma institución Pero cualquiera que sea su nivel de desarrollo, nuestras universidades están atareadas en responder a visiones del presente y en analizar si la universidad tiene sentido en el futuro que se anticipa.
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