Ausentes en las estadísticas, inadvertidas por los investigadores, abandonadas por las autoridades locales y nacionales y mayormente ignoradas por las organizaciones de la sociedad civil, la situación de las viudas es, en efecto, invisible. Aunque se dispone de poca información precisa, se calcula que existen unos 258 millones de viudas en todo el mundo, y aproximadamente una de cada diez vive en la pobreza extrema.
A fin de darle un reconocimiento especial a la situación de las viudas de todas las edades y de todas las regiones y culturas, la Asamblea General declaró el 23 de junio el Día Internacional de las Viudas, a través de su resolución A/RES/65/189, aprobada el 21 de diciembre de 2010.
El abuso de las viudas y sus hijos constituye una de las más graves violaciones a los derechos humanos y obstaculiza el desarrollo actual. Millones de viudas en el mundo soportan extrema pobreza, aislamiento, violencia, falta de vivienda, enfermedades y discriminación en lo que respecta a la ley y las costumbres.
Cuando enviudan, las mujeres de muchos países a menudo se enfrentan con la denegación de sus derechos de herencia y a la tierra, degradantes rituales de sepultura y duelo con riesgo de vida y otras formas de abuso.
Con frecuencia, incluso integrantes de su propia familia desalojan a las viudas de sus hogares y abusan de ellas físicamente (a algunas hasta las asesinan). En gran cantidad de países, la condición social de la mujer está inextricablemente vinculada a la de su esposo, de modo que cuando él muere, la mujer ya no tiene lugar en la sociedad. Para volver a lograr condición social, se espera que las viudas se casen con uno de los parientes de su esposo, a veces contra su voluntad. Para muchas, la pérdida de un esposo es sólo el primer hecho traumático de una terrible experiencia a largo plazo.
En muchos países, se estigmatiza a la viudez y se la ve como el origen de la vergüenza. En algunas culturas, se cree que las viudas están malditas e incluso se las asocia con la brujería. Tales errores de concepto pueden resultar en que las viudas sean víctimas de aislamiento, abuso o situaciones peores.
Con frecuencia, los hijos de las viudas se ven afectados tanto emocional como económicamente. Las madres que quedaron viudas y que ahora tienen que mantener solas a sus familias se ven obligadas a retirar a sus hijos de la escuela y depender de su trabajo. Además, las hijas de las viudas pueden sufrir gran cantidad de privaciones, lo que eleva su vulnerabilidad a ser víctimas de abuso.
Tales crueldades con frecuencia se consideran como justificadas en términos de la práctica cultural o religiosa. La impunidad por los abusos de los derechos de las viudas es algo extendido y son pocos los autores a los que se los lleva ante la justicia. Incluso en países donde la protección legal es más inclusiva, las viudas pueden sufrir marginalización social.
En pos del progreso para las viudas
El Día Internacional de las Viudas es una oportunidad para tomar acción en pos del logro de sus plenos derechos y del reconocimiento para las viudas: invisibles, ignoradas y despreciadas durante mucho tiempo.
La escasez de datos fidedignos confiables sigue siendo uno de los más importantes obstáculos para el desarrollo de políticas y programas que aborden la situación de pobreza, violencia y discriminación que sufren las viudas. Se presenta la necesidad de mayores investigaciones y estadísticas desglosadas por estado civil, género y edad, para que revelen la incidencia del abuso de las viudas e ilustren su situación.
Asimismo, los gobiernos deben tomar medidas para sostener sus compromisos en pos de garantizar los derechos de las viudas tal como los consagra el derecho internacional, lo que incluye la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer y la Convención de los derechos del niño. Incluso cuando existen leyes que protegen los derechos de las viudas, la debilidad de los sistemas judiciales de gran cantidad de Estados compromete la forma en que se defienden los derechos de las viudas en la práctica y debe abordarse. La falta de concienciación y la discriminación por parte de los funcionarios judiciales puede provocar que las viudas eviten acudir al sistema judicial para reclamar la restitución de sus derechos.
También se deben emprender programas y políticas para terminar con la violencia contra las viudas y sus hijos, mitigar la pobreza, brindar educación y otras formas de ayuda a las viudas de todas las edades, que se incluyan en el contexto de los planes de acción para acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En situaciones posteriores al conflicto, se debe convocar a las viudas para que participen plenamente de los procesos de reconciliación y consolidación de la paz a los fines de garantizar que contribuyan a la paz y seguridad sostenibles.
Empoderar a las viudas mediante el acceso a la atención médica adecuada, educación, empleo decente, plena participación en el proceso de toma de decisiones y en la vida pública, así como llevar una vida sin violencia, les daría la oportunidad de desarrollar una vida segura después del duelo. De gran importancia es la creación de oportunidades para las viudas que también pueden ayudar a la protección de sus hijos y evitar el ciclo de pobreza y privaciones intergeneracional.
Las viudas y las situaciones relativas a conflictos armados
Una gran cantidad de mujeres quedan viudas debido a un conflicto armado. En ciertas partes del este de la República Democrática del Congo, por ejemplo, se informa que alrededor del 50 por ciento de las mujeres son viudas, a la vez que se estima que existen tres millones en Irak y más de 70.000 en Kabul, Afganistán.
Las viudas luchan por cuidarse a sí mismas y a sus hijos en sus propios países, en los campos de refugiados o en los países de asilo. En varias situaciones posteriores al conflicto, una elevada cantidad de niños dependen de sus madres que han quedado viudas (con frecuencia mujeres jóvenes, a veces siendo ellas mismas niñas) como único medio de manutención. Asimismo, las abuelas que quedaron viudas quedan a cargo de sus nietos huérfanos y enfermos.
Antes de quedar viudas durante el conflicto, muchas mujeres ven a sus esposos torturados, mutilados o sufriendo otro tratamiento cruel e inhumano. Las viudas mismas pueden quedar sujetas a la violencia relacionada con los conflictos (lo que incluye la violencia sexual como táctica de guerra) y ser víctimas de la misma durante o después de los conflictos armados informados en cada zona de guerra internacional o nacional. Tras haber sido violadas y mutiladas, muchas viudas se infectan de VIH durante el conflicto.
Las viudas de los países que salen de un conflicto armado son vulnerables ante el abuso constante y con frecuencia sufren más violencia y discriminación en el periodo posterior al conflicto. El maltrato hacia las viudas puede tener un impacto negativo sobre las inversiones en materia de paz y seguridad, contribuyen al ciclo de la pobreza, genera descontento e inseguridad y, en última instancia, desafía a la democracia y a la seguridad sostenibles.