Neuronas trabajando

Neuronas trabajando


“Las neuronas son las células más especializadas de nuestro cuerpo y, por tanto, las más difíciles de reemplazar. En su estructura tienen un núcleo y alrededor de él una serie de ramificaciones que se conocen como árbol dendrítico, cuyo desarrollo está íntimamente relacionado con los estímulos que recibe del exterior; lo ideal es que nuestros niños tengan neuronas muy ‘despeinadas’, con grandes ramificaciones que sean el resultado de un entorno sano y equilibrado, pero también colmado de desafíos que los estimulen a aprender”, expresó Jorge Manzo Denes, coordinador del Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad Veracruzana (UV).

Mencionó que el uso de las tecnologías de la información y la conectividad está transformando la manera en que se aprende, y por lo mismo el manejo apropiado de estas herramientas puede disparar las habilidades no sólo de los niños sino de los estudiantes en general.

Lo mejor para un niño sería la posibilidad de desenvolverse en un ambiente donde tenga la oportunidad de jugar, disfrutar de la naturaleza, practicar algún deporte, cantar, leer o simplemente mantener una charla que estimule su lenguaje, pues todas estas actividades le ayudan a tener un adecuado desarrollo cerebral. También insistió sobre la importancia de un sueño reparador y una nutrición y oxigenación adecuadas que permitan optimizar las funciones neurales.

Pero a veces la realidad no es así.

El investigador fue invitado por un centro escolar para platicar con padres de familia sobre el desarrollo cerebral y la influencia del contacto físico y virtual.

Ante la evidencia que indica una correlación entre el aumento de la tecnología y la disminución del movimiento –fundamental para un buen desarrollo–, el académico advirtió sobre la necesidad de que padres y profesores aprendan a sacar el mejor provecho de la clara afinidad con los medios digitales que los más jóvenes revelan.

“No podemos sustraernos de la realidad, convivimos con millennials y nativos digitales cuya empatía y habilidad para la tecnología es indiscutible; aprovechemos esa circunstancia y acerquemos el conocimiento a través de esos medios, pero de una forma controlada y con objetivos muy específicos”, mencionó.

Dedicado al estudio del autismo, Jorge Manzo y sus estudiantes de doctorado han puesto en práctica esta idea, específicamente con un grupo de niños diagnosticados con trastorno del espectro autista, a quienes ofrecieron una terapia cuya principal herramienta fue una consola de videojuegos (Wii). Los resultados evidenciaron una mejoría notable en los niños respecto a sus habilidades de comunicación e interacción, además de disminuir su estrés y mejorar su sueño.

Esta investigación también incluye prácticas con niños con desarrollo típico, cuya finalidad es conocer cómo la tecnología puede influir en su aprendizaje y los resultados también son muy alentadores. No obstante, el Doctor en Ciencias Fisiológicas enfatizó: “No estamos promoviendo el encierro, somos conscientes de que ahora lo que más mueven los niños son los pulgares (jugando videojuegos), nuestra propuesta es beneficiarnos de ese interés por la tecnología para hacerles llegar contenidos idóneos para su desarrollo, aunque siempre de forma controlada”.

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