Un trabajo de investigación internacional ha logrado datar una pintura procedente de los Países Bajos que había sido robada por los nazis y que apareció recientemente en un mercadillo de Austria. La obra Bildnis eines jüdischen Kaufmanns (Efigie de un comerciante judío) fue pintada en el siglo XVI de acuerdo con las conclusiones de los expertos tras haberla sometido a varias pruebas.
Con unas dimensiones aproximadas de 30×22 centímetros y rodeada por un amplio marco de madera, muestra el retrato de un hombre mayor, probablemente, un rico comerciante judío, y podría valer millones de euros, según los expertos. Aunque no se sabe mucho de su pasado, es probable que su legítimo propietario fuese un coleccionista judío cuyos bienes fueron expropiados por Hermann Göring, figura prominente del Partido Nazi, lugarteniente de Hitler y comandante supremo de la Luftwaffe.
La revista Hyperfine Interact ha publicado los resultados de este trabajo, liderado por la Universidad de Hannover y que ha contado con la colaboración de otras dos universidades alemanas, Leibniz y Mainz, de la portuguesa de Coimbra, y de los científicos de la UVa. Cada una de las partes ha aportado sus conocimientos.
Es probable que su legítimo propietario fuese un coleccionista judío cuyos bienes fueron expropiados por Hermann Göring
Los investigadores han utilizado diferentes técnicas espectroscópicas y microscópicas, que ofrecen distintos datos cuya combinación “proporciona muchísima más información que cada una de ellas por separado”, explica Antonio Sansano, uno de los autores del artículo. El grupo de la UVa es especialista en espectroscopia y el análisis de arte es una de sus aplicaciones.
En este caso, la espectroscopia Mossbauer, basada en la emisión y absorción de rayos gamma, “da información de los compuestos de hierro”, mientras que la espectroscopia Raman utiliza una luz láser para revelar cómo son las moléculas de los compuestos ofreciendo numerosas ventajas. “En primer lugar, una técnica no destructiva y, tratándose de piezas de gran valor, este punto es clave. En segundo lugar, tiene una gran resolución espacial, incluso de unas pocas micras. Además, es una tecnología muy flexible y con capacidad de portabilidad, de manera que se puede llevar el instrumento a la localización de la obra de arte, sin necesidad de que pase por el laboratorio”, comenta Sansano.
Fluorescencia de rayos X
Para esta investigación, también se ha utilizado fluorescencia de rayos X y una avanzada microscopía conocida como SEM-EDX. “Las técnicas son más o menos sensibles a unos u otros elementos, así que la combinación de todas hace que se complementen”, señala el investigador.
Además de poder corroborar la autenticidad de la pintura y datarla hace cinco siglos gracias a todos estos métodos, el trabajo ha revelado otras curiosidades. “Pensamos que el cuadro ha sido restaurado, entre otras cosas, por la presencia de pigmentos modernos, del siglo XIX y XX”, apunta.
A la hora de llevar a cabo este tipo de análisis, “se suele hacer primero un estudio general de todas las manchas de color y posteriormente se analizan con detalles puntos de interés, como cambios de tonalidad, marcas, grietas o manchas que podrían proporcionar información acerca de los procesos que han sido utilizados y de los materiales”.
Referencia bibliográfica:
Lehmann, R., Schmidt, H. J., Costa, B. F. O., Blumers, M., Sansano, A., Rull, F, Renz, F. 57Fe Mössbauer, SEM/EDX, p-XRF and μ-XRF studies on a Dutch painting. Hyperfine Interactions, 237(1), 69 (2016).