El balance sobre las actividades de los clubes de migrantes en los Estados Unidos, particularmente desde 2001, es más positivo que negativo, pues se refleja en más de 16 mil acciones en beneficio de sus localidades en México, afirmó el doctor Francis Mestries Benquet, profesor-investigador de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Su balance también es positivo porque las organizaciones de migrantes han adquirido una fuerza y una autonomía suficiente para poder resistir los intentos de corporativización por parte del Estado mexicano, puntualizó.
Al participar en el panel Migración y Relaciones trasnacionales, la organización de los migrantes y el compromiso a la distancia con su terruño, el especialista señaló que el programa tres por uno –cuyo objetivo es apoyar a través de la Secretaría de Desarrollo Social las iniciativas de los mexicanos en el exterior y brindarles la oportunidad de canalizar recursos a México en obras de impacto social que beneficien directamente a sus comunidades de origen– ha tenido un éxito rotundo.
En la actividad organizada por el Seminario de Estudios Disciplinarios sobre Migración Internacional del Posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades de la Unidad Cuajimalpa, el investigador apuntó que el programa ha tenido alrededor de 16 mil 300 acciones y 419 proyectos productivos, e incluso en algunos estados se ha extendido a programas 4 por uno, pues hay interés de algunas empresas por participar y financiar proyectos.
El investigador del Departamento de Sociología consideró que los clubes de oriundos se han convertido ya en un capital social, en la medida en que la identidad y la pertenencia de los migrantes se manifiesta en una membresía activa, lo que deriva en su politización.
Ello ha provocado que los clubes constituyan hoy una de las principales infraestructuras de los movimientos en contra de las leyes persecutorias de migrantes y en favor de sus derechos.
Añadió que este capital social se traduce también en capital monetario al convertirse en remesas colectivas que sirven para apoyar el desarrollo local de sus pueblos de origen, y también en capital simbólico porque “da prestigio a los migrantes cuando regresan a sus comunidades, y este capital simbólico puede servir para que alcancen posiciones políticas”, como es el caso del llamado rey del tomate.
El capital simbólico se convierte en político “y así se crean liderazgos entre los migrantes retornados que llegan hasta los hijos de familias de migrantes”.
El doctor Jorge Culebro Moreno y el maestro Carlos González Zepeda, ambos de la Unidad Cuajimalpa, al referirse a las reformas de seguridad social en México y el papel de las organizaciones de migrantes, advirtieron que la migración es un tema olvidado dentro de las reformas administrativas, en particular de las referentes a la seguridad social.
Se trata, subrayaron, de un conjunto de la población transmigrante que ha quedado fuera de las reformas de los sistemas de protección social a pesar de la implementación de programas impulsados desde el gobierno.
Lo anterior es importante porque lo que buscan los mecanismos de protección social es disminuir riesgos en la población, en este caso relacionados con la salud,” pero en la práctica hay una población que se olvida, aunque no por ello deja de generar sus propios mecanismos de protección social”.
En este panel participó también el doctor Mario Pérez Monterosas, de la Unidad Azcapotzalco, quien habló sobre las redes e interacciones sociales en la migración reciente de Veracruz a los Estados Unidos y comentó que éstas se han incrementado de manera notoria desde 1988, convirtiéndose paulatinamente en un importante estado expulsor de población hacia Estados Unidos.