A lo largo de la historia, la gente ha tratado de entender cómo el mundo llegó a ser y cómo ha cambiado con el tiempo, esta curiosidad ha producido una larga serie de devaneos científicos y filosóficos que influencian la religión y la teología. En la edición de este mes de GSA Today, David Montgomery, de la Universidad de Washington, examinó dos puntos de vista históricos, el de la geología y el de los estudios bíblicos concernientes a los orígenes de la Tierra.
La premisa principal de Montgomery en su artículo “The evolution of creationism”, es que durante la mayor parte de los últimos cientos de años, científicos y teólogos han discutido temas concernientes a la edad y el origen de la Tierra. El lazo común que sostuvo este rico intercambio de ideas fue un respeto por la razón y la confianza en el proceso científico.
Mientras la ciencia moderna evolucionó, así lo hicieron los debates sobre la edad de la Tierra que contraponía a la geología y al estudio de la Biblia, estos conflictos y diferencias de opinión persisten hasta el presente, más notablemente en la geología que ha tenido que demostrar y luchar contra las creencias religiosas con respecto a la historia de la Tierra, debido a que muchos grupos religiosos toman a la Biblia como un libro que refleja la Historia y no una posición religiosa.
En términos de la teología cristiana, el tópico principal discutido por Montgomery se refiere a la edad de la Tierra y el papel del diluvio universal en la historia geológica, debido a que el cristianismo sostiene que la Tierra sólo tiene unos miles de años de edad, contra los más de cuatro mil millones de años que postula la evidencia geológica, además, los estudios bíblicos defienden que el diluvio universal tuvo un lugar en la historia. A pesar de que no existen evidencias concretas, la ciencia y la teología han dedicado estudios serios a comprobar o debatir estas creencias durante los últimos cientos de años.
En su artículo, Montgomery dice que a pesar de que la geología demostró con vasta evidencia que la Tierra no es para nada joven y que el diluvio no ocurrió a nivel mundial, las conclusiones provocaron significativos enfrentamientos entre los teólogos a principios del siglo XIX, aunque algunos sí reconocieron la validez de las evidencias científicas. Posteriormente, la teología adaptó su punto de vista de la creación tal como se expone en la Biblia, reconociendo que podría ser figurado en lugar de literal, y que el diluvio de Noé fue probablemente un evento regional que implicó al mar Caspio o al Negro.
Los creacionistas de hoy día, de acuerdo a Montgomery, que se desarrollaron a partir de algunas ideas que se remontan a 1920, podrían sufrir una regresión y reavivar la explicación del diluvio universal para refutar las evidencias geológicas con la intención principal de cuestionar los estudios científicos sobre la evolución biológica de la vida en nuestro planeta.
El creacionismo del siglo XX y del XXI evolucionó para buscar nuevos argumentos que debatan las bases científicas que nos permiten entender la historia de nuestro planeta, ya que han vuelto a dar una lectura literal a la Biblia.
Aunque los argumentos del creacionismo parezcan poco convincentes, parece todo lo contrario, ya que según Montgomery, 40 por ciento de los estadunidenses creen que la Tierra tiene menos de 10,000 años de edad, a pesar de la abrumadora evidencia de lo contrario. Sin embargo, Montgomery espera que a largo plazo y con las observaciones científicas del mundo natural para informar al entendimiento secular y religioso, las relaciones entre ciencia y religión puedan evolucionar para que la fe en la ciencia se restaure.
Referencias:
David R. Montgomery. “The evolution of creationism”. GSA Today. En línea: http://www.geosociety.org/gsatoday/archive/22/11/article/i1052-5173-22-11-4.htm.