La minería del siglo XX trajo consigo una nueva técnica de extracción llamada ‘»lixiviación con cianuro de sodio'», a la que se le considera muy eficaz porque en su proceso se recuperan más metales. La aplicación de este procedimiento consiste, básicamente, en lavar piedras en cianuro y extraer así todos sus minerales, como plata, oro, arsénico, fluoruro de calcio, grafito natural. Sin embargo, el agua que se utiliza para el lavado queda impregnada de cianuro, afectando los recursos hídricos cercanos, comenzando así una larga lista de afectaciones al ambiente, entre las que destaca la contaminación de los suelos.
 
Especialistas del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han preparado el documental titulado: “La minería en México”, con los resultados de investigaciones realizadas en nuestro país en el que se abordan los impactos ambientales, económicos y sociales de la minería a cielo abierto en México, el cual ha sido presentado en diversos actos académicos, entre otros en la primera Fiesta de las Ciencias y las Humanidades realizada en el Museo de Ciencias Universum de la UNAM.
 
“Los procesos extractivos de la gran minería son intensivos en agua y energía, de modo tal que por cada tonelada de mineral exportado, se utilizan también varias toneladas de agua y grandes cantidades de energía, y los que unos consumen a otros se les quita”, mencionó Horacio Machado Aráoz, investigador del CEIICH.
 
La minería en México, no importando qué método extractivo utilice, es una actividad de gran importancia económica y la legislación actual no es muy restrictiva en cuanto a sus impactos ambientales. Aún así, los promotores (compañías explotadoras) requieren la autorización en materia del impacto ambiental de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), y para ello necesitan hacer análisis del impacto, estudios de riesgo, informes preventivos y acciones “(…) que terminan por no cumplirse”, dijo el especialista.
 
Participación social
 
En este proceso de autorización de actividades mineras de algún modo participa la sociedad, sin embargo, lo hace bajo un ‘»horizonte de coerción'», definido como un ambiente donde los agentes gubernamentales presionan a los habitantes a ceder las tierras y aceptar pequeños beneficios, logrando disolver a la comunidad como un sujeto colectivo. ‘»Al momento que el aparato industrial minero se instala, la comunidad campesina ya fue derrotada, y la única alternativa que queda es intentar renegociar mejores montos de renta e indemnizaciones por la destrucción de sus tierras'», dijo por su parte Claudio Garibay Orozco, uno de los investigadores que analiza la problemática minera.
 
Hoy en día existen 677 proyectos de yacimientos mineros en el país distribuidos en 263 corporaciones mineras de las que 198 son de origen canadiense. En estados como Zacatecas, San Luis Potosí, Chiapas, Guerrero y Oaxaca sobran ejemplos de cómo estas empresas ejercen la minería de forma poco escrupulosa, señalaron los especialistas.
 
“Un ejemplo es el de la mina Real de Ángeles, en Zacatecas, cuyos yacimientos fueron explotados y agotados en tan sólo 17 años por Frisco y Denver Development Co., afectando alrededor de mil hectáreas de uso agropecuario que quedaron cubiertas por una capa de entre 10 y 15 centímetros de plomo, arsénico, y otras sustancias tóxicas. Al final solo quedó un enorme cráter en el que podría caber el estadio Azteca. Además de la gran deuda ambiental, la empresa no se hizo cargo de los costos de recuperación, dejando la responsabilidad al municipio”, explicaron los expertos.
 
“Otro caso es el cerro de San Pedro, ubicado en San Luis Potosí, donde la corporación Newgold Inc. despojó a la población de tierras ejidales y destruyó parte de monumentos históricos”, ejemplificaron los investigadores.
 
En la actualidad se están creando sociedades campesinas que intentan intervenir en la desposesión territorial, buscando impedir los daños al ambiente, como la “Red Mexicana de Afectados por la Minería”, dijeron.
 
Algunos casos donde la sociedad se enfrenta a prácticas de este tipo son: los ejidos Cedros y El Vergel contra la empresa Goldcorp por el despojo de tierras ejidales, daños ambientales y abatimiento del agua de los pozos para riego provocados por la mina peñasquito en Mazapil, Guerrero, y el caso de varias decenas de comunidades de la Sierra de Chiapas movilizadas contra la corporación canadiense Blackfire y la norteamericana Linergold por la cancelación de 52 concesiones mineras que se otorgaron sin consulta pública.
 
El documental “La minería en México”, resultado de una investigación a cargo de Gian Carlo Delgado junto con otros investigadores del CEIICH, tiene como principal propósito crear conciencia sobre esta problemática en nuestro país.

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