Las unidades de investigación de la Universidad de Panamá deben realizar cambios para tener un papel más productivo que contribuya a desarrollar el sistema de innovación del país, según recoge la tesis doctoral de Saúl Alejandro Ardines González, que acaba de finalizar el Doctorado en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología de la Universidad de Salamanca. El estudio reveló la falta de conexiones fuertes entre los distintos actores de la innovación: los investigadores, las empresas privadas, las entidades públicas, otras unidades de investigación y otro tipo de entidades, como asociaciones o fundaciones sin ánimo de lucro.

La Universidad de Panamá es la institución académica más grande del país y “no se tiene que convertir en empresa”, señala Saúl Ardines en declaraciones a DiCYT, pero “sí debe realizar cambios, tal y como ha ocurrido históricamente desde la existencia de la universidad”. En este sentido, una de las claves es que esta institución sea más activa porque “representa el entorno científico del sistema de innovación”.

La tesis doctoral, desarrollada bajo la dirección de Ángel Francisco Zazo, profesor del Departamento de Automática e Informática y miembro del Instituto de la Ciencia y la Tecnología (eCyT) de la Universidad de Salamanca, y por Elena Castro Martínez, del Instituto de Gestión de la Innovación, se ha basado en la recogida de datos sobre los atributos y las relaciones entre las unidades de investigación y los demás actores, con el apoyo de la Vicerrectoría de Investigación y Posgrado de la Universidad de Panamá.

“Las unidades de investigación nos remitieron a los actores que han colaborado con ellos en los últimos cinco años”, indica. Estas redes sociales demostraron ser débiles. Por eso, “llegamos a la conclusión de que los investigadores, si bien cuentan con la disposición a colaborar porque cuentan con la experiencia suficiente en I+D+i, no están totalmente preparados para enfrentar el reto del proceso de innovación, puesto que las relaciones y las interacciones son muy bajas”, agrega Saúl Ardines.

 

Acciones de mejora

A partir de este estudio, la Universidad de Panamá cuenta con información suficiente para emprender una serie de acciones que mejoren sus actividades de I+D e innovación, ya que la tesis doctoral aporta una serie de recomendaciones. La primera tiene que ver con la dimensión organizacional responsable de las demás dimensiones y debe estar impulsada por las altas esferas de la universidad. La segunda es la dimensión financiera, pero referida especialmente a los recursos humanos necesarios para la investigación, en concreto, a sus estudios, incentivos y motivaciones. La tercera tiene que ver con las relaciones, que al igual que la energía, “no se crean ni se destruyen, sólo se transforman, por lo tanto, tienen que ser planificadas para el logro de la participación activa de la Universidad de Panamá en el proceso de innovación”, apunta el autor de la tesis. Finalmente, la cuarta y última recomendación señala la necesidad de evaluar los resultados de estas dimensiones.

El estudio ha tenido en cuenta otros sistemas de innovación, especialmente los casos de Brasil, Chile y Puerto Rico, los más exitosos de la región. En España también se tomó como referencia un libro blanco de la Fundación COTEC que analizó, precisamente, el papel de las relaciones entre centros tecnológicos, empresas, universidades y entidades públicas.

 

Fortalezas

Entre los aspectos positivos detectados, destaca la buena predisposición de los propios investigadores universitarios panameños a realizar cambios y abrirse a la colaboración con empresas y entidades públicas “para que se pueda maximizar la investigación, el desarrollo y la innovación en el país”. Además, aunque el dinero destinado a la ciencia es escaso, las unidades de investigación de la Universidad de Panamá han demostrado su capacidad para atraer fondos externos a través de convocatorias, programas y concursos, que se suman a la financiación interna de la institución.

La investigación de la Universidad de Panamá destaca en áreas como las ciencias sociales, las ciencias de la vida y las ciencias básicas, siendo más deficiente en ingeniería y tecnología, aunque este aspecto se explica porque hace años la Facultad de Ingeniería se convirtió en la Universidad Tecnológica de Panamá, de la que es egresado Saúl Ardines, formado en el área de la Informática.

En la actualidad es docente en la Facultad de Informática, Electrónica y Comunicación de la Universidad de Panamá y eligió el programa de Doctorado en Estudios Sociales de la Ciencia y la Tecnología por su carácter multidisciplinar, asegura. “Como informático, creo que no sólo se debe destacar la importancia de las máquinas, el software y el hardware, sino que tenemos que revelar la importancia que tienen los ciudadanos ante los recursos tecnológicos”, comentó.

Asimismo, considera que la formación como informático le ha ayudado a analizar las relaciones que se establecen en el sistema de innovación panameño. “A la mayoría de las personas les interesa la percepción de la comunicación en ciencia y tecnología, pero yo quería hacer algo más práctico”, asegura, ya que considera que este estudio puede ayudar a desarrollar el sistema de innovación de su país.

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