La tortuga boba (Caretta caretta) es una especie marina que realiza largas migraciones a zonas tropicales y templadas de todo el mundo. En el Mediterráneo oriental, en concreto, nidifica en las costas de Grecia, Turquía, Chipre, Libia, El Líbano e Israel, aunque también se han descrito episodios de nidificación esporádica en el Mediterráneo occidental.
Tradicionalmente, se creía que las hembras volvían a las playas donde habían nacido para hacer la puesta de huevos –comportamiento filopátrico– tras reproducirse con machos procedentes de distintas zonas. En las hembras de la tortuga C. caretta, la filopatria es un fenómeno bastante estudiado. El hecho de que sean las hembras las que vuelven a las playas a poner los huevos facilita todo el proceso de detección, marcaje y estudio genético de este quelonio, por ejemplo, con el ADN mitocondrial, que se transmite por herencia materna.
En cambio, los marcajes en machos son muy escasos y los resultados no han sido nunca concluyentes. Estudios previos con pocos marcadores genéticos nucleares –los loci microsatélites, que son de herencia biparental– sugerían incluso que los machos no tenían un comportamiento filopátrico y que se apareaban con hembras de diferentes zonas. Un nuevo estudio, que cuenta con la participación de la Universidad de Barcelona (UB) indica que la mayoría de machos de tortuga boba también vuelven cerca de las playas donde nacieron para reproducirse.
«Nuestro trabajo revela que el comportamiento reproductor de la tortuga marina C. caretta puede ser más complejo. En la mayoría de poblaciones, las hembras no son las únicas que tienen un comportamiento filopátrico: los machos también vuelven a reproducirse cerca de las playas de anidación donde nacieron», detalla la profesora Marta Pascual, miembro del departamento de Genética, Microbiología y Estadística de la UB y del IRBio y coautora del estudio que publica la revista Marine Ecology Progress Series.
Las hembras no son las únicas que tienen un comportamiento filopátrico en la tortuga marina C. caretta
Reproducirse lejos de las playas de origen
En el trabajo, el equipo de la UB-IRBio ha ampliado el número de marcadores microsatélites para analizar el flujo genético entre poblaciones de tortuga boba en el Mediterráneo. Los resultados revelan mayor diferenciación genética entre las playas de puesta en el Mediterráneo, y abren la posibilidad de que las tortugas se apareen en las zonas de alimentación o en ruta hacia las playas de nidificación.
«Por lo tanto, la creencia tan aceptada de que los machos no presentan filopatria podría deberse, en algunos casos, al número bajo de marcadores moleculares empleados hasta ahora», apunta Marta Pascual. «Además, si comparamos los marcadores mitocondriales y nucleares, podemos llegar a contrastar el comportamiento dispersivo de machos y hembras en las distintas zonas, que muestra unos patrones de reproducción complejos y característicos de cada área».
Más temperatura, más tortugas hembra en el hábitat marino
En la mayoría de casos, la filopatria se da en ambos sexos. Ahora bien, también se dan casos de reproducción oportunista entre machos y hembras en otras zonas distintas a las playas de origen. Según los expertos, los resultados observados se podrían explicar mediante algunas hipótesis que habrá que confirmar en estudios futuros.
«El comportamiento reproductor puede variar en función de la población; incluso, podría estar afectado por el número de machos que nacen en una zona determinada», apunta Pascual. En las tortugas marinas el sexo está determinado por la temperatura de incubación de la puesta, por lo que si la temperatura es elevada, solo se producen hembras: «Ante un escenario de calentamiento global, el aumento de temperaturas implicaría una feminización de las poblaciones, un fenómeno que se podría compensar a través de emparejamientos oportunistas con machos de otras zonas», concluye la experta.
Proteger una especie emblemática en el Mediterráneo
Es necesario hacer un seguimiento más exhaustivo de las diferentes zonas para poder identificar cuellos de botella
Aunque el Mediterráneo se puede considerar como una unidad regional que debe gestionarse de forma global, en el caso de la tortuga boba existen diferentes unidades genéticamente diferenciadas que es importante proteger. En algunos casos, se trata de poblaciones grandes –según el número anual de nidos en sus playas–, pero hay ejemplos que muestran un balance más reducido.
En un planeta afectado por el cambio global, es necesario hacer un seguimiento más exhaustivo de las diferentes zonas para poder identificar cuellos de botella –que reducen el número de individuos de la población– y estudiar el impacto del aumento de la consanguinidad en la viabilidad de las distintas unidades.
Todavía quedan muchas incógnitas abiertas sobre la biología reproductiva de la especie C. caretta. Las rutas migratorias observadas con telemetría en hembras de Chipre indican que se alimentan en Libia y pasan cerca de las áreas de nidificación de esta zona. Habrá que impulsar nuevas investigaciones con marcadores a escala genómica para profundizar en la biología y la ecología de la tortuga marina más abundante en el Mediterráneo (nidificación esporádica, reproducción no filopátrica, etc.).
«Aún quedan otras playas de anidación y, por tanto, poblaciones que pueden ser genéticamente diferentes y también importantes como puentes para establecer redes de conectividad, que son necesarias para entender y gestionar correctamente esta especie tan emblemática», advierten los autores.
Referencia bibliográfica:
«Philopatry in loggerhead turtles Caretta caretta: beyond the gender paradigm». Marine Ecology Progress Series