Ilustración de la estrella enana ultrafría TRAPPIST-1 desde la superficie de uno de sus planetas. Los otros dos se ven a lo lejos. / ESO/M. Kornmesser
Para realizar las observaciones, un equipo internacional dirigido por Michaël Gillon desde la esa universidad belga ha utilizado el telescopio TRAnsiting Planets and PlanetesImals Small Telescope (TRAPPIST), cuyo nombre ha servido para rebautizar a la estrella, llamada oficialmente 2MASS J23062928-0502285. El telescopio está instalado en las instalaciones chilenas de La Silla del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Con este instrumento se ha descubierto que la débil y fría estrella se desvanecía ligeramente a intervalos regulares, indicando que varios objetos pasaban entre la estrella y la Tierra. Con esta técnica se mostró la presencia de tres planetas con tamaños similares al de la Tierra, y situados a unos 40 años luz.
«¿Por qué estamos tratando de detectar planetas como la Tierra alrededor de estrellas más pequeñas y más frías en las vecindades del sistema solar?”, se pregunta Gillon, que enseguida responde: “La razón es simple. Con la tecnología actual, los sistemas alrededor de estas pequeñas estrellas son los únicos lugares donde podemos detectar vida en un exoplaneta del tamaño de la Tierra. Así que, si queremos encontrar vida en otros lugares del universo, ahí es donde debemos comenzar a buscar».
Ahora los astrónomos buscarán señales de vida estudiando el efecto que tiene la atmósfera de un exoplaneta en tránsito sobre la luz que llega a la Tierra. Para la mayor parte de los planetas del tamaño del nuestro que orbitan estrellas, este pequeño efecto se ve saturado por la brillantez de la luz de la estrella. Sólo en el caso de estrellas enanas rojas ultrafrías y débiles, como TRAPPIST-1, este efecto es lo suficientemente grande como para ser detectado.
Con la ayuda de otros telescopios más grandes se ha podido demostrar que los planetas que orbitan a esta estrella tienen tamaños muy similares al nuestro. Dos de ellos tienen períodos orbitales de cerca de 1,5 y 2,4 días, y el tercero en un rango de entre 4,5 y 73 días. “Con períodos orbitales tan cortos, los planetas están entre 20 y 100 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol –señala Gillon–. La estructura de este sistema planetario es mucho más similar en escala al sistema de lunas de Júpiter que al del sistema solar”.
Estos exoplanetas del tamaño de la Tierra pueden tener regiones habitables favorables para la vida
Aunque orbitan muy cerca de su estrella enana anfitriona, los dos planetas interiores sólo reciben cuatro y dos veces, respectivamente, la cantidad de radiación recibida por la Tierra, ya que su estrella es mucho más débil que el Sol. Esto los coloca en una posición más cercana a la estrella que la zona de habitabilidad de este sistema, aunque es posible que posean regiones habitables en sus superficies.
Por su parte, el tercer planeta es exterior y todavía no se conoce muy bien su órbita, pero probablemente reciba menos radiación que la Tierra, aunque tal vez sea suficiente como para encontrarse dentro de la zona de habitabilidad. Los científicos no descartan que incluso pudiera estar completamente metido en esa zona.
«Con la ayuda de varios telescopios gigantes actualmente en construcción, incluyendo el E-ELT de ESO y el James Webb Space Telescope (que la NASA, ESA y la agencia canadiense CSA lanzarán en 2018), pronto seremos capaces de estudiar la composición de la atmósfera de estos planetas y explorarlas, primero en busca de agua y, luego, en busca de trazas de actividad biológica», concluye Julien de Wit, coautor del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EE UU). «Es un paso de gigante en la búsqueda de vida en el universo».
Referencia bibliográfica:
Michaël Gillon, Emmanuël Jehin et al. “Temperate Earth-sized planets transiting a nearby ultracool dwarf star”. Nature, 2 de mayo de 2016. Doi: 10.1038/nature17448