Al conmemorarse este 20 de diciembre el “Día Internacional de la Solidaridad Humana”, Ban Ki-moon, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas apuntó que la solución de problemas globales, como la pobreza y el aumento de la desigualdad, el cambio climático, la pobreza crónica y los grandes problemas de salud, como el brote del ébola en el África occidental, “solo se logrará con acciones colectivas”, las cuales añadió deben contemplarse en la agenda internacional que debe regir a partir del 2016, como sucesora de los Objetivos del Milenio, que se cumple en este 2015.
Ban Ki-moon añadió que “la nueva agenda se centrará en las personas y en el planeta. Se sustentará en los derechos humanos y se apoyará en una alianza mundial decidida a liberar a las personas de la pobreza, el hambre y la enfermedad. Se construirá sobre los cimientos de la cooperación y la solidaridad mundiales”.
Para las Naciones Unidas –prosiguió- es esencial solidarizarse con los afectados por la pobreza y la ausencia de derechos humanos. Sobre la base de la igualdad, la inclusión y la justicia social, “la solidaridad supone una obligación mutua para toda la comunidad mundial”, enfatizó.
Igualmente, con motivo del Día Internacional de la Solidaridad Humana, llamó a favor de un compromiso renovado con las acciones colectivas: “Actuemos en conjunto para acabar con la pobreza, lograr una prosperidad y una paz compartidas, proteger el planeta y fomentar una vida digna para todos”, remarcó.
La ONU, en su pronunciamiento sobre la fecha, mencionó que “la solidaridad es uno de los valores fundamentales y universales en que deberían basarse las relaciones entre los pueblos en el siglo XXI” y que esto fue lo que motivo a que su Asamblea General proclamase el 20 de diciembre de cada año Día Internacional de la Solidaridad Humana, lo cual ocurrió en su resolución 60/209, de fecha 22 de diciembre de 2005.
Además, con el objetivo de erradicar la pobreza y promover el desarrollo humano y social en los países menos industrializados, en particular entre los segmentos más pobres de sus poblaciones, la Asamblea General creó el Fondo Mundial de Solidaridad, en su resolución 57/265.
La solidaridad –relata la descripción de la ONU en sus antecedentes sobre la fecha- se identifica en la Declaración del Milenio como uno de los valores fundamentales para las relaciones internacionales en el siglo 21 y para que quienes sufren o tienen menos se beneficien de la ayuda de los más acomodados.
“En consecuencia, en el contexto de la globalización y el desafío de la creciente desigualdad, el fortalecimiento de la solidaridad internacional es indispensable”, se remarca en el documento.
La solidaridad ha definido el trabajo de las Naciones Unidas desde el nacimiento de la Organización que, desde su creación, atrajeron a los pueblos del mundo para promover la paz, los derechos humanos y el desarrollo económico y social. La organización fue fundada en la premisa básica de la unidad y la armonía entre sus miembros, expresada en el concepto de seguridad colectiva que se basa en la solidaridad de sus miembros a unirse «para mantener la paz y la seguridad internacionales».
Así mismo, la Organización se basa en este espíritu de solidaridad para «la cooperación en la solución de problemas internacionales de carácter económico, social, cultural o humanitario».