Una investigación de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) ha puesto de manifiesto que un cierto tipo de estimulación magnética a una región concreta del cerebro modifica la capacidad sensorial.
Aunque la experiencia se ha diseñado específicamente para el sentido del tacto, los sorprendentes resultados sugieren nuevas expectativas para ampliar el abanico de la estimulación magnética en la audición, la visión y a otros aspectos de la cognición. Los resultados del trabajo, realizado por Salvador Soto-Faraco y Manuela Ruzzoli, ambos adscritos al Centro de Cognición y Cerebro (CBC), se publicaron en la revista Current Biology.
Soto-Faraco, investigador ICREA del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC), explica que «hasta ahora, la técnica de la Estimulación Magnética Transcraneal (TMS) se ha empleado para interferir una determinada función cerebral. Nosotros hemos mostrado que los pulsos magnéticos pueden producir mejoras específicas en la percepción táctil».
Los investigadores han utilizado la técnica TMS en el córtex parietal posterior implicado en el tacto. Esta técnica permite alterar brevemente la actividad neuronal en una región concreta del córtex (localizada previamente por medio de la resonancia magnética). La gran ventaja de la TMS es que, al contrario de otras técnicas de neuroimagen, permite establecer una relación de causalidad entre un área cerebral y una función cognitiva, más allá de la simple correlación.
Frecuencia de 10 hercios
Uno de los hallazgos más relevantes ha sido demostrar que, en el córtex parietal posterior del cerebro, un área cerebral relacionada con la orientación atencional, la estimulación magnética que tiene efectividad para cambiar el comportamiento sensorial es la que se administra a una frecuencia de 10 hercios (Hz). Esta es la misma frecuencia a la que fisiológicamente tiene lugar la actividad neuronal en esta región de manera natural cuando se orienta la atención.
Cuando el ritmo de la estimulación se aplica a una frecuencia de 10 Hz se ha visto que se producen mejoras específicas en la detección táctil en un lado del cuerpo, y un empeoramiento en el otro. Más sorprendente es que esta modulación espacial se produce en un marco de referencia que tiene en cuenta la postura del cuerpo. La estimulación magnética a 20 Hertz, a otros puntos del cerebro, no produce estos resultados.
«Estudios anteriores en que se había aplicado la técnica de la estimulación magnética transcraneal las frecuencias empleadas habían sido diferentes del ritmo fisiológicamente natural para esta función», agregó Soto-Faraco. De ahí que una de las principales aportaciones es que permite establecer una relación de causa-efecto entre un determinado tipo de actividad neural localizada y una función cognitiva concreta.
Esta investigación ha sido posible gracias a la participación de cuarenta y dos personas que aceptaron voluntariamente formar parte del estudio, firmando el correspondiente consentimiento informado. Igualmente, el estudio ha contado con la aprobación del Comité Ético de Investigación Clínica del Parc de Salut del Mar de Barcelona.
Referencia bibliográfica:
Manuela Ruzzoli y Salvador Soto-Faraco (2014), «Alpha Stimulation of the Human Parietal Cortex Attunes Tactile Perception to External Space«, Current Biology, 16 de enero,http://dx.doi.org/10.1016/j.cub. 2013.12.029.