Los pobladores de las reservas indígenas contemporáneas en Canadá sufren una situación de desempleo estructural, dependencia de programas de asistencia y división social en su interior. A esta conclusión llega un estudio sobre uno de estos asentamientos en el que ha participado la Universidad de Alicante, que concluye que en ellos hay fracaso de los esfuerzos estatales para llevarles bienestar social a pesar de los recursos destinados.

Este trabajo, realizado conjuntamente con la Universidad de Granada y la University of Laurentian, ha sido elaborado por parte de la UA por el profesor Raúl Ruiz Callado, director del Departamento de Sociología I. Otros firmantes del artículo, publicado en la Revista Internacional de Organizaciones, son Alfonso Marquina y Jorge Virchez. Forma parte de sendos proyectos de investigación financiados por el Ministerio de Educación y Ciencia y el canadiense Social Sciences and Humanities Research Council.

Para elaborarlo se han analizado datos sobre una comunidad de indígenas oji-cree denominada Omushkego First Nation, considerada un caso representativo para el análisis descriptivo de las consecuencias contemporáneas del sistema de reservas indígenas en el norte de Ontario. En esta reserva se ha generado una importante polarización interna, donde graves problemas para la mayoría de la población coexisten con la existencia de nuevas clases profesionales y una emergente élite política y empresarial.

En este trabajo se recuerda que en la actualidad en Canadá hay cerca de 700 reservas que agrupan a indios, esquimales y descendientes de indios y comerciantes de pieles. En ellas se produce una polarización, ya que «irónicamente —señalan los autores— la política pública de extender la «modernidad» a poblaciones indígenas, mediante el establecimiento de asentamientos permanentes, participación en la economía industrial, empleo asalariado y acceso a servicios sociales, ha tenido consecuencias no intencionadas», y apuntan que los residentes en un contexto de reserva tienen peores indicadores de salud que el resto de grupos étnicos en el estado multicultural canadiense, con problemas colectivos crónicos que incluyen la adicción a sustancias o la depresión. «El abuso de analgésicos opioides para fines recreativos ha llegado a ser una verdadera epidemia social», indican respecto a la reserva Omushkego First Nation.

«Paradójicamente, por un lado, el objetivo explícito del modernismo liberal de introducir el «bienestar social» en las poblaciones indígenas a través de trabajo remunerado, la educación pública, la sanidad y los servicios sociales ha generado una infraclase socioeconómica en un país como Canadá, que mantiene uno de los índices de desarrollo humano más elevados del mundo», dicen los autores, que refieren que se está generando una división de clase social: profesionales indígenas bien remunerados y con aspiraciones sociopolíticas, y una clase trabajadora sin estudios, con trabajos estacionales en la industria forestal y minera y fuertemente dependiente de programas de asistencia social.

«La conformación de minorías burocráticas, empresariales y profesionales se ha visto acompañada por el desempleo creciente y por la dependencia asistencial de la mayoría de habitantes», a lo que se suma en la estructura institucional de las reservas la práctica del nepotismo y el clientelismo. Afirma este estudio que las medidas contemporáneas adoptadas para tutelar asentamientos permanentes «ha demostrado ser una de las políticas públicas más ineficaces en la historia canadiense, hasta el punto de que tienen la reputacion de ser los espacios sociales más devaluados y marginales» a pesar de la cuantiosa financiación pública para compensar sus elevadas cifras de desempleo y sus numerosos problemas psicosociales.

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