Lisboa (EFE).- El Laboratorio Ibérico de Nanotecnología mantiene su meta de convertirse en un centro de referencia internacional, pese a los efectos de la crisis económica en su desarrollo.
El catedrático de Física José Rivas, director general del INL (por sus siglas oficiales en inglés) se muestra confiado, en que los ambiciosos objetivos de la institución saldrán adelante, aunque a un ritmo menor al previsto.
«Habrá recortes -en el presupuesto-, como ocurre en todos los sitios, pero la intención es continuar adelante con el proyecto, ya sea más rápido o un poco más lento, ajustándose a las circunstancias», explica Rivas.
El centro nació en 2005 por los acuerdos de la cumbre ibérica de Évora, y sus instalaciones, que ocupan un área de 47.000 metros cuadrados en la ciudad de Braga, en el norte de Portugal, fueron inauguradas en julio de 2009 por el rey Juan Carlos y las primeras autoridades de España y Portugal.
Ahora la institución aspira a estar operativa al cien por cien a partir de 2015, cinco años más tarde de lo calculado en un principio.
Rivas explica la situación que atraviesa el centro con una metáfora: «Somos como un barco en un mar que está muy picado; pero por ahora los mensajes que me llegan son de seguir navegando, mantener el rumbo, aunque sea a menor velocidad».
En la cumbre ibérica celebrada este mes en Oporto, España y Portugal anunciaron el compromiso de «darle un nuevo impulso conjunto» al INL, contribuir a sus necesidades presupuestarias y operativas, promover la contratación de investigadores y la adhesión de otros estados europeos al proyecto.
Actualmente trabajan en sus instalaciones en torno a un centenar de personas entre investigadores, becarios y personal administrativo, aunque la idea es que esa cifra acabe multiplicándose por cuatro.
El director del centro subraya que para ingresar en el INL «la excelencia es condición necesaria» y «no es tan fácil encontrar a investigadores» que cumplan los requisitos exigidos.
Las dificultades financieras de los dos países impulsores del proyecto, en un contexto de fuerte crisis económica a nivel europeo, han afectado al sector científico e investigador, lo que para Rivas constituye otro motivo de preocupación.
«Tenemos que tener bien tratados a nuestros científicos. Está claro que en crisis todos tenemos que recortar, pero en ciencia y tecnología la calidad es básica», subraya.
Sobre las voces que alertan de una «fuga de cerebros» por la continua salida hacia otros países de centenares de investigadores, el director del INL admite que tanto en España como en Portugal hay «cabezas muy buenas que hay que cuidar».
La movilidad de los científicos «es sana y positiva», señala, pero no cuando la ósmosis es sólo en una dirección.
La relación del Laboratorio con el mundo empresarial se prevé estrecha en el proyecto, cuyo objetivo es que la financiación pública -calculada en unos 20 millones de euros anuales a partir de 2015- vaya disminuyendo y que su lugar lo vayan cubriendo institutos y compañías con interés en desarrollos para su sector.
Rivas, experto en nanotecnología y campos magnéticos y autor de más de 300 artículos científicos, cree que la recesión económica de los últimos años obligará a «cambiar el modelo productivo o el de vida».
En ese contexto, pronostica, «serán los países preparados los que mejor superarán la crisis».
El director del INL también está convencido de que, en el futuro, «los productos que permanecerán en el mercado serán los que sean mejores y tengan el mejor precio, salgan de donde salgan».
Es imprescindible no dejar de lado la apuesta por la tecnología y la I+D ya que «no existe otra solución», recalca el investigador.
«En el ámbito de la nanotecnología necesitamos de mejores vientos económicos y más vocación empresarial. Sea por educación o por motivos históricos, lo cierto es que no somos igual de emprendedores que los estadounidenses y los asiáticos» apunta.
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