Megafauna australiana, Paleoceno

Megafauna australiana, Paleoceno


El calentamiento climático que se vive actualmente es más nocivo que los sucesos que provocaron en el periodo histórico del Máximo Térmico la extinción de una gran cantidad de especies, expuso la doctora Ligia Pérez Cruz, en su conferencia: “La anatomía de un evento cálido antiguo”, durante la sesión conjunta que se realizó entre las Academias Nacional de Medicina de México y Mexicana de Ciencias, instituciones que forman parte de la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico.

 

“El evento del periodo del Paleoceno-Eoceno, mejor conocido como Máximo Térmico fue un evento del pasado muy cálido, casi como el que tenemos ahora, la diferencia es que las emisiones de dióxido de carbono estimadas en aquel periodo fueron del orden de 5 millones de toneladas de CO2 por año. Debido a la actividad antropogénica –término usado para describir los contaminantes ambientales en forma de desechos físicos, químicos o biológicos como consecuencia de las actividades humanas- nosotros hoy día emitimos 30 mil millones de toneladas anuales”, describió la doctora Pérez Cruz.

 

“Lo abrupto del Máximo Térmico fue un periodo que duró 170 mil años, ese calentamiento propició un incremento de temperatura de 0.025°C por cada 100 años; en contraste, en la época actual se espera un aumento de hasta 4°C en un siglo”, alertó la vicepresidenta de la Unión Geofísica Mexicana.

 

Hace 65 millones de años, fue cuando se suscitó el fenómeno que provocó la extinción de los dinosaurios (el impacto de un meteorito que provocó el cráter Chicxulub), 10 millones de años después, es que la Tierra experimentó un brusco aumento de temperatura –el mayor registrado jamás- precisamente el Paleoceno-Eoceno que incrementó en un corto periodo (20 mil años) la temperatura media del planeta en 6°C, lo cual propició la extinción de organismos marinos y la dispersión de los mamíferos en el continente.

 

Las causas probables de este calentamiento son los gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, propiciados por vulcanismo; la otra teoría que apunta como causa probable es la configuración astronómica.

 

En el vulcanismo, la actividad que se genera produce grandes emisiones de partículas y de gases de efecto invernadero, como es dióxido de carbono y vapor de agua, “entonces algunas de las teorías apoyan que debido a la actividad volcánica y a la tectónica de placas en esa época hubo una gran emisión de dióxido de carbono que produjo este calentamiento”.

 

Según la hipótesis del “Fusil de clatratos”, el metano, que se acumula de forma continua en los sedimentos de los fondos oceánicos debido a la descomposición orgánica, es estable en el agua a cierta presión y temperatura, formando cúmulos en estado sólido. A medida que la temperatura se incrementa, la configuración deja de ser estable, y los clatratos (sustancias con estructura que atrapa a otros compuestos químicos) se disocian, causando la liberación del gas metano a la atmósfera.

 

“El metano es 24 veces más potente que el dióxido de carbono, funciona como un potente gas de efecto invernadero”, por lo que, al ser expulsado hacia la atmósfera, pudo causar un gran calentamiento global que, a su vez, calentara los océanos y diera lugar a más emisiones de metano, con lo que se desestabilizaría el sistema.

 

La otra hipótesis que recientemente ha sido publicada es la Configuración astronómica. “Todos nosotros hemos oído hablar de la excentricidad porque sabemos que en cierta época del año la Tierra está más cerca del Sol, o que se aleja más. Cuando nosotros estamos más cerca del Sol, es cuando la excentricidad es más pequeña, recibimos más cantidad de energía y entonces el planeta se calienta y los otros dos fenómenos que tienen que ver con el cambio de orientación en el eje rotacional y el cambio de ángulo, es cómo recibimos la energía solar, eso explicaría el calentamiento”, puntualizó la doctora Ligia Pérez Cruz.

 

Por primera vez en los más de 150 años de historia de la Academia Nacional de Medicina de México, se realizó una sesión conjunta con la Academia Mexicana de Ciencias, en la que se abordó también el tema de “El cráter de Chicxulub y la evolución de la vida”.

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