Un grupo de especialistas nacionales investigan una opción mediante cultivos en nanotubos de carbono que ha tenido buenos resultados.
Hay más de cien tipos de cáncer cerebral. El más común y mortal a nivel mundial es el glioblastoma, que se presenta en los hemisferios cerebrales, aunque puede manifestarse en la medula espinal. Con muy pocas opciones en su tratamiento en el mundo y de manera particular en México, un grupo de especialistas nacionales investigan una alternativa mediante cultivos en nanotubos de carbono.
La investigación se lleva a cabo en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez (INNN). Se trata de poner partículas de células del glioblastoma (donadas) en nanotubos de carbono se le aplican diversos mecanismos, uno de ellos es la muerte celular.
“Con un mecanismo específico estaríamos programando la muerte selectiva de células, y ha funcionado en la fase de cultivos, vamos a pasar a su aplicación en modelo animal. En el país no podemos incluir en la investigación pacientes mientras en EU y la Comunidad Europea sí”, explica el doctor Alberto González Aguilar del INNN.
Los nanotubos de carbono son pequeñas láminas de diámetros nanométricos y longitud del orden de micros, al tiempo que tienen propiedades mecánicas, eléctricas, ópticas y térmicas.
Por otro lado, en el Instituto Nacional de Cancerología, se lleva a cabo la identificación del gen MGMT, que es reparador de células, y cuando se encuentra éste en el paciente, el tratamiento tendrá mayor eficacia. El gen se localiza mediante una prueba de rutina.
En términos generales -indica el doctor González Aguilar- la patología se presenta en adultos mayores de 50 años. Aunque los síntomas son difíciles de identificar, uno de ellos puede ser el cambio de comportamiento y la marcha lenta, y sus características son una crisis compulsiva y deterioro de lenguaje.
El investigador recuerda que uno de los primeros casos descrito con este tipo de cáncer fue por un doctor francés; en el siglo pasado, sin embargo, de esa época a la fecha ha habido poco impacto en el avance de los tratamientos porque el sistema nervioso central es complicado y los medicamentos no pasan de manera libre, hay una barrera de por medio.
“El problema es que no puede extraerse en su totalidad el tumor cerebral mediante una cirugía, en ocasiones ni siquiera la mitad. Por ejemplo, si el tumor está en el lóbulo temporal izquierdo, donde se genera el lenguaje, quitarlo sería dejar al paciente sin habla, y nos preguntamos ¿valdrá la pena?”.
Además, agrega el doctor González Aguilar, el tumor es agresivo, resiste a la quimio y radioterapia. Lleva muchos factores en contra y hay muy pocos medicamentos, y la mitad de ellos no están en México.
De llevarse a cabo una cirugía, el protocolo médico indica que continúan las radioterapias y mediante ello el paciente tendría una vida “estable” de aproximadamente 14 meses. Aunque se han reportado casos exitosos de un 10 por ciento de las personas intervenidas que han logrado una sobrevida de cinco años en promedio.
Es por ello, que el reto con las líneas de investigación es prolongar la vida del paciente en aceptables condiciones. Por el momento, el tratamiento que se emplea para este tipo de tumor es Bevacizumab, aprobado con radioterapia y Temozolomida para esta patología cuando es recién diagnosticada.
(Agencia ID)