Fue creado hace 2,100 millones de años (poco menos de la mitad de la edad que tiene la Tierra) y fue descubierto en nuestro planeta en el año 2011, y es un meteorito marciano que contiene 10 veces más agua que otros encontrados y que se originaron en el planeta rojo.
El meteorito fue llamado NWA (Noroeste de África) 7034, y apodado “El Bello Negro” y pesa aproximadamente 320 gramos (11 onzas) y su tamaño es menor al de una pelota de beisbol.
Su origen corresponde al periodo geológico más reciente de Marte, conocido como La Era Amazónica.
«La edad de NWA 7034 es importante, ya que es significativamente mayor que la mayoría de la de los otros meteoritos marcianos», dijo Mitch Schulte, científico del Programa de Exploración de Marte de la NASA, en Washington. «Ahora tenemos un trozo de la historia de Marte, que nos da una idea en un momento crítico de su evolución».
El meteorito es el complemento perfecto de las rocas y afloramientos superficiales que la NASA ha estado de forma remota mediante los rovers colocados en Marte y los satélites que lo orbitan, pero también tiene la característica de ser completamente diferente de cualquier otro fragmento marciano estudiado previamente, según refiere la investigación publicada en la revista Science Express, de este jueves 3 de enero.
«El contenido de este meteorito desafia muchas de las nociones largamente arraigadas sobre la geología de Marte», dijo John Grunsfeld, administrador asociado del Directorio de Misiones Científicas de la NASA en Washington. «Estos resultados también presentan un marco de referencia importante para el rover Curiosity, ya que busca la reducción de materia orgánica en los minerales expuestos en el fundamento de Cráter Gale».
NWA 7034 está hecho de fragmentos cementados de basalto, roca que se forma con la lava que se enfría rápidamente. Los fragmentos son principalmente de feldespato y piroxeno, resultado muy probablemente de la actividad volcánica. Este meteorito con su inusual composición química coincide con la de la corteza marciana, según lo determinado por la Mars Exploration Rovers, de la NASA, y la Mars Odyssey Orbiter.
«Todo en la composición de meteorito marciano nos ayuda a mejorar nuestra comprensión del planeta rojo», dijo Carl Agee, líder del equipo de análisis y director y curador del Instituto de Meteoritos, de la Universidad de Nuevo México, en Albuquerque . «Este meteorito es tan único que nos dice lo que el vulcanismo en Marte era hace como 2 mil millones años. También nos da una idea de la antigua superficie y las condiciones ambientales en Marte, lo que ningún otro meteorito nos ha ofrecido nunca.»
El equipo de investigación incluyó grupos de la Universidad de California en San Diego y del Instituto Carnegie en Washington, con quienes se realizaron experimentos para analizar la composición mineral y química, la edad, y contenido de agua.
Los investigadores teorizan sobre la gran cantidad de agua contenida en NWA 7034, la cual pudo originarse en la interacción de las rocas con el agua presente en la corteza de Marte. El meteorito también tiene una mezcla de isótopos de oxígeno diferente a la que se ha encontrado en otros meteoritos marcianos, lo que podría ser el resultado de la interacción con la atmósfera de ese planeta.
La mayoría de los meteoritos marcianos se dividen en tres tipos de roca, loque le da también el nombre genérico a los meteoritos; Shergotty, Nakhla, y Chassigny. Estos «SNC» meteoritos en la actualidad suman alrededor de 110. Su punto de origen en Marte es desconocido y los datos recientes de misiones de aterrizaje y de orbitación sugieren una falta de coincidencia con la corteza marciana. Aunque NWA 7034 tiene similitudes con los meteoritos SNC, incluyendo la presencia de carbono orgánico macromolecular, este nuevo meteorito tiene muchas características únicas.
«La textura del meteorito NWA no es como cualquiera de los meteoritos SNC», dijo el coautor Andrew Steele, quien dirigió el análisis de carbono en el Laboratorio Geofísico del Instituto Carnegie. «Esta es una medida interesante en Marte y la ciencia planetaria. Ahora tenemos un contexto mejor que nunca para comprender su origen.»
La investigación fue financiada por el Programa de Cosmoquímica de la NASA y del Instituto de Astrobiología, que forma parte de la División de Ciencias Planetarias de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA. La investigación también fue apoyada por la New Mexico Space Grant Consortium en Las Cruces, y la Fundación Nacional de Ciencias, en Arlington, Virginia