En la balanza comercial cultural entre los países firmantes del Tratado de Libro Comercio de América del Norte (TLCAN) México aparece como un país altamente importador respecto a los Estados Unidos, en tanto que frente a Canadá la relación “aparece prácticamente diluida”, señaló el maestro Eduardo Cruz Vázquez, coordinador del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GRECU) de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). 

En el marco del Foro Paso Libre a la Cultura. Tratos y Maltratos del TLCAN, realizado en la Unidad Xochimilco de esta casa de estudios, indicó que a 20 años de la firma del TLCAN, México se ha visto como un país con “capacidades muy limitadas” en materia de exportación de productos, bienes o servicios culturales ante sus socios comerciales.

El especialista en políticas culturales apuntó que ante esta desproporción entre las importaciones y exportaciones, “hay todavía mucho campo que explorar”, sobre todo con Canadá.

El investigador se refirió también a la complejidad de la clasificación industrial para detectar las actividades culturales que son susceptibles de comercio, pues una parte se encuentra en el Banco de México y otra en el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Tan sólo en el primero hay registrados 98 capítulos con una serie de subcapítulos y fracciones arancelarias “con unos nombres muy particulares”, y si bien hay datos de cuánto se compraba y vendía en materia de impresos o de películas, por ejemplo, cuando se trata de hacer la suma del resto de subsectores, calcular su valor y obtener la balanza comercial “es donde tenemos grandes problemas de interpretación”.

A lo largo de estos 20 años, añadió, “lo que queda muy claro es que los economistas se han preocupado muy poco” por este sector y que hay actividades económicas en las que la visualización del comportamiento de los mercados es más clara, como es el caso del cine, y hay otros en los que prácticamente se pierde como es el comercio de obra de arte.

“Estamos ante una situación en la que si bien el TLC no incluyó de manera frontal y directa todos los elementos del sector, “nuestra cultura quedó abierta” y ha estado “atada” fundamentalmente al mercado de Estados Unidos, a diferencia de Canadá que aplicó la exención cultural para sus industrias culturales.

Al respecto el director ejecutivo de la Coalición canadiense para la diversidad cultural, Charles Vallerand, sostuvo que en Canadá “tenemos muy claro lo que es el valor agregado” proveniente del sector de la cultura, pues se trata de una contribución de 46 billones de dólares canadienses (3.8 de su Producto Interno Bruto), por lo que “para nosotros es muy importante medir la cultura y la contribución que la cultura aporta al país”, pues alrededor ella se han creado 600 mil empleos directos y 1.2 millones de indirectos. 

Agregó que en su país “hemos sido claros sobre cómo vamos a trabajar con los bienes culturales del país, qué vamos a importar a exportar y de qué manera vamos a fomentar nuestros productos culturales en nuestro mercado”; lo que hemos tratado de proteger con la exención es “nuestra propia expresión cultural” a partir del compromiso establecido “con los más vulnerables; es decir con los productores independientes y sobre todo nuestra producción y distribución en la cadena de valor”.

Como resultado de esta política hoy Canadá está en mejores condiciones para negociar y más allá de haber protegido nuestras empresas y productos culturales se ha decidido renovar estas políticas. Un gran beneficio es que hemos mejorado la calidad de nuestros recursos creativos y hemos producido mejores contenidos, lo que nos lleva a un esfuerzo por mejorar y por tanto de llevarlos a las “grandes audiencias” no sólo de Canadá sino de Estados Unidos y México.

El foro celebrado en el marco del 40 aniversario de la UAM, fue inaugurado por la doctora Patricia Alfaro Moctezuma, rectora de la Unidad Xochimilco, quien recordó que a 20 años del TLC se tienen datos macroeconómicos que a los mexicanos de a pie “no nos dicen mucho”. Cuando fue firmado se decía que habría más empleo y que mejorarían los ingresos de las familias; sin embargo, esto no se ha cumplido, y a esto se suma la carencia de datos en relación con la cultura.

De ahí la importancia de reflexionar en este foro sobre lo que ha pasado con la cultura, dijo la doctora Alfaro Moctezuma, quien comentó que las evaluaciones para asignar presupuesto a las universidades públicas son cada vez más estrictas en términos de que la educación superior “tiene que ser competitiva”, de acuerdo con los parámetros provenientes “de esta supuesta eliminación de fronteras económicas y culturales”.

Estuvieron presentes Blanca Alcalá, presidenta de la Comisión de Cultura de la Cámara de Senadores; el diputado Fernando Mercado, presidente de la Comisión de Cultura de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, así como representantes de los titulares del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y de la Secretaría de Economía.

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