El hallazgo ilustra cómo la actividad biológica, incluso la de seres microscópicos, puede influir en el desarrollo de la geología terrestre, y lo mismo podría estar ocurriendo ahora mismo en otros planetas. Por ejemplo, a la luz de las conclusiones de este nuevo estudio, hallar estalactitas y estalagmitas dentro de una caverna marciana podría implicar que fueron formadas, en todo o en parte, por microbios, y que por tanto existió vida en alguna época del pasado de Marte.
Según los libros de texto tradicionales, las estalactitas y estalagmitas son creadas por procesos geológicos o geoquímicos sin influencia de organismos vivos. Pero ahora, los autores del nuevo estudio, de Dinamarca, Suecia y España, han llegado a la conclusión de que la formación de estalactitas y estalagmitas puede ser mucho más compleja que todo eso: A veces los microbios son responsables de la formación de esas estructuras geológicas.
Magnus Ivarsson y Therese Sallstedt, del Centro Nórdico de Estudios de la Evolución de la Tierra (NordCEE) en la Universidad del Sur de Dinamarca, Juan Ramón Vidal Romaní, profesor de la Universidad de La Coruña en España, Johannes Lundberg del Museo Sueco de Historia Natural, y Rabbe Sjoberg, jubilado de su puesto en la Universidad de Umea en Suecia, basan sus conclusiones en sus análisis de estalactitas y estalagmitas en una caverna del norte de Suecia, la cual mide unos 30 metros de largo.
Cuando examinaron las estalactitas y estalagmitas, los investigadores vieron capas diferenciadas, las cuales reflejan cómo la estalactita o estalagmita ha crecido a lo largo del tiempo. Las capas oscuras consistían en microbios fosilizados, y las claras en calcita.
Los análisis realizados han llevado a estos científicos a concluir que los microbios han contribuido activamente a la formación de las estalactitas y estalagmitas de la cueva, y que no se han limitado a vivir en la superficie de estas. También han determinado que los microbios estuvieron más activos en primavera y verano, cuando el agua de la lluvia goteaba desde el terreno de encima hacia el interior de la cueva.
Estas gotas de agua trajeron con ellas nutrientes, los cuales fueron consumidos por los microbios. Los autores del estudio consideran que mientras los microbios metabolizaban los nutrientes, excretaban calcio que se precipitaba y que con el tiempo ayudaba a formar estalactitas y estalagmitas en la cueva. Sin esta actividad microbiana, las estalactitas y estalagmitas serían más pequeñas, o quizá incluso ni se habrían formado, según valoran los investigadores.