Ese 24 de junio de 2012, La Pinta, isla perteneciente al archipiélago de las Islas Galápagos, se puso de luto porque El solitario George, uno de sus más antiguos habitantes, amaneció muerto, camino a su bebedero.
Y con El Solitario George, murió su especie.
El solitario George fue rescatado de posibles cazadores en 1972 en la isla de La Pinta, y desde ese entonces se le instaló en un programa de reproducción para preservar la especie, Geochelone nigra abingdoni. George fue una tortuga muy querida en el Parque Nacional Galápagos.
El Solitario George fue descubierto por el el biólogo Joseph Vagvolgyi y su esposa María, el 1 de diciembre de 1971 en la isla Pinta y se le puso tal nombre presuntamente por el personaje que interpretara el actor George Gobel.
Su cuidador era Fausto Llerena, que estuvo en la expedición que lo encontró y permaneció a su lado durante su estancia en el lugar, cuidó de su salud y estuvo al tanto del programa de reproducción en el Centro de Crianza de Tortugas Terrestres Gigantes, en Puerto Ayora, isla Santa Cruz, Ecuador. Llerena fue a visitar a George a las 8 de la mañana del 24 de junio y lo encontró sin vida, camino a tomar agua, presumiblemente sufrió de un ataque cardiaco.
A pesar de los esfuerzos por reproducirlo con dos hembras de la especie Geochelone nigra becki, de la isla Isabela, en España, y después de 15 años de de convivir con las hembra, logró aparearse, pero por desgracia los huevos eran infértiles. Durante el año 2008 se descubrió que las hembras que acompañaban al Solitario George habían puesto un total de dieciséis huevos; sin embargo, ninguno resultó ser fértil; en el año 2009 se descubrieron cinco nuevos huevos, igualmente infértiles, lo que terminó con las esperanzas de salvar la especie de la extinción total. Ante la imposibilidad de tener hijos, George fue consentido hasta sus últimos días.
La especie Geochelone nigra abingdoni se vio ampliamente mermada por la caza y debido a que una especie de cabra acabó con su alimentación principal, a base de hojas, poco a poco fueron desapareciendo, tanto, que cuando encontraron a George, la especia ya se daba por perdida.
Pocas veces los científicos tienen la mala fortuna de presenciar de esta manera, la extinción de una especie. Con más de 100 años George deja un vacío en la maravillosa fauna de las Islas Galápagos, archipiélago en el Océano Pacífico, cuya biodiversidad la calificó por la ONU para convertirse en Patrimonio Natural de la Humanidad.
Su cuerpo fue embalsamado para que las futuras generaciones puedan conocer su especie.
Se estima que George nació entre 1903 y 1919, lo que indica que murió a una edad de alrededor de 100 años de edad (las tortugas gigantes de las islas Galápagos suelen vivir entre 80 y 130 años)
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