Un grupo de la Universidad Nacional, de Colombia, realiza diferentes mediciones fisiológicas y relativas a la capacidad de consumo de oxígeno, que depende de la cantidad de hemoglobina que las personas tengan y con sustento en estas pruebas han observado que las mujeres son más resistentes a las alturas que los hombres.
Las causas de esta condición serían un efecto ligado a las hormonas, los estrógenos y la progesterona, según lo determina una investigación de la Universidad Nacional (UN). El hallazgo hace parte de un estudio que busca identificar formas más adecuadas de entrenamiento deportivo y adaptación a las alturas. Así, se determinó que los hombres son más susceptibles a sufrir de hipoxia, que es la insuficiencia de oxígeno en el cerebro.
La investigación, realizada por el Grupo de Investigación en Adaptaciones a la Hipoxia de la UN, fue adelantada con mujeres sedentarias, practicantes de algún deporte, pre y posmenopáusicas. Para ello, se realizó la medición de la masa total de hemoglobina, es decir, la cantidad de esta proteína en el cuerpo y no su concentración, que es lo que se mide en los laboratorios clínicos.
Según Mauricio Serrato Roa, profesor del Departamento de Medicina Interna de la Facultad de Medicina de la UN, las mujeres tienen menos masa de hemoglobina, pero muestran mayor resistencia a la hipoxia, factor que el grupo investiga para determinar sus causas.
“Aunque ya identificamos su mayor resistencia, aún se requieren más estudios para identificar la causa. Sin embargo, la investigación indica que puede ser por un efecto ligado a las hormonas, los estrógenos y la progesterona”, afirmó el profesor Serrato.
Un 30 % de la población colombiana se encuentra en zonas altas, por lo cual es de relevancia saber qué pasa con la adaptación a las alturas y cuáles son las consecuencias de vivir o practicar algún deporte por encima de los 1.500 metros y en alturas moderadas que van desde los 2.600 a los 2.800 metros sobre el nivel del mar.
Personas que vienen en bajas alturas pueden experimentar el popularmente conocido “mal agudo de montaña”, que en ocasiones causa edemas cerebrales o pulmonares que requieren intervención hospitalaria.
Este grupo realiza diferentes mediciones fisiológicas y relativas a la capacidad de consumo de oxígeno, que depende de la cantidad de hemoglobina que las personas tengan.
La prueba consiste en inyectar una cantidad pequeña de monóxido de carbono al cuerpo para que se fije a la hemoglobina y permita hacer las respectivas mediciones.
Así, por ejemplo, una persona a nivel del mar tiene 9 gramos de hemoglobina por cada kilo de peso (masa de hemoglobina). Cuando entrena en altura, este valor se puede incrementar a 15 gramos, en promedio, lo que representa una mayor capacidad para transportar el oxígeno hasta los tejidos y tener mayor rendimiento.
Según el experto, los deportistas que experimentan la hipoxia adoptan ciertos cambios fisiológicos, entre los cuales está el aumento de la cantidad de hemoglobina, por lo cual muchos de ellos buscan entrenar en alturas para mejorar su rendimiento.
“En el mundo del dopaje, se busca aumentar la cantidad de hemoglobina por medios artificiales e ilegales. Sin embargo, solo con el entrenamiento en alturas se pueden lograr los mismos efectos”, explicó el profesor.
La investigación fue socializada en el curso de variables físicas y fisiológicas asociadas a la adaptación, entrenamiento y rendimiento, enmarcado en la Escuela Internacional, en el que se muestran los resultados de investigaciones en el tema de la masa global de hemoglobina en el cuerpo humano.