Miren todos,

ellos solos  pueden más que el amor

y son más fuertes que el Olimpo.

11 y 6, de Fito Paez

La vida intelectual de Mané ha progresado mucho desde aquellos años en que predicaba por las calles de San Luis Potosí, como voz clamando en el desierto, acerca de las bondades del progreso que la ciencia y la técnica traerían a las paupérrimas comunidades del altiplano potosino. Progreso que se traduciría en que ¡nunca más! -exclamaba Mané- los niños, mujeres y ancianos pobladores de aquellas áridas tierras tendrían que pasar días enteros, bajo el sol calcinante, a las orillas de la carretera intentando vender cueros de víbora y ratas del desierto. Entonces, el progreso se manifestaba a aquellos míseros pobladores de la región en la alucinante imagen de  modernos automóviles  circulando velozmente por la carretera, dejando tras de sí solamente polvo y ni una sola moneda.

Un hechizo trajo inmensas comadrejas/ desde el fondo del mar/ cielos bajo AIDS/ no calmaron su sed/ sacrificio de sal…

            El progreso, compañeros, el avance científico y tecnológico –aseguraba Mané- acabará con la pobreza y la injusticia, iluminará esta pobres tierras con la verdad y así seremos libres, prósperos y felices.

            En aquellos tiempos, la cumbre del progreso en el dominio del conocimiento se condensaba, para Mané, en la Enciclopedia Británica y en la Enciclopedia de la Ciencia Unificada. Por ello no era raro verlo deambular por el centro de la capital potosina, posiblemente rumbo al Ezgodi Bar, cargando bajo el brazo alguno de aquellos pesados volúmenes.

            Pero los tiempos cambian, el mundo se transforma, el progreso se hace patente y Mané tiene que estar al día. Así que, siendo consecuente, Mané ya no carga bajo el brazo aquellos pesados libros, sino una ligera ipad, desde la cual puede acceder a la cumbre del conocimiento del siglo XXI: Wikipedia. Las ediciones en papel de la Enciclopedia Británica ahora son piezas de museo, o se guardan en calidad de reliquias en algunas bibliotecas.

Todo lo que fui fue también ruta libre/ si pudiera explicar/ en Lisboa vi serpientes/ en Oriente, nueve eunucos de Alá/ Y en las sombras del cenit/ vi una estrella en paz/ con los ojos en la arena, Magdalena,/ super acid up.

            Por eso, al escuchar Mané que la presa que  está construyéndose sobre el río Los Pescados traerá progreso y bienestar a las comunidades aledañas, se llenó de regocijo recordando sus días juveniles predicando en el desierto. ¡Qué mejor oportunidad para predicar de nuevo sobre las ventajas del progreso!

            Y para documentar su optimismo, Mané echa mano a su ipad para sumergirse en las páginas virtuales de Wikipedia, hacer una fugaz consulta y proceder a redactar los discursos que en unos días más les hará escuchar a los afortunados habitantes de la ribera de aquel río.

            Progreso económico y beneficios múltiples traerá esta presa a los habitantes de la región, es lo que no cesan de repetir sin cansancio los funcionarios maiceados por la compañía constructora. ¿Que se acabará con la pesca, se inundarán tierras cultivables, se dará un golpe a la incipiente industria turística, se contaminarán las aguas, se desplazará a miles de pobladores de esa región? ¡Mentira!

            Lo que sucede -dicen los funcionarios, los dueños de la empresa y los expertos a modo- es que los ignorantes habitantes de esa región están “desinformados”, pobrecitos, y habrá que informarles que el progreso toca a sus puertas.

Labios de amor, sombras de amor/ entre las piedras un rayo de amor/ cáliz de amor, cruces de amor/ clave de muerte, clave de sol.

            Mané presiente que tiene la oportunidad de lucir sus dotes de orador y procede a la consulta de Wikipedia, por la cual se entera que la idea del progreso es considerada como uno de los pilares de la visión histórica occidental. Su origen y evolución han sido temas de amplio debate. Según Robert Nisbet, uno de los más destacados estudiosos del tema: “… la idea de progreso es característica del mundo occidental. Otras civilizaciones más antiguas han conocido sin duda los ideales de perfeccionamiento moral, espiritual y material, así como la búsqueda, en mayor o menor grado, de la virtud, la espiritualidad y la salvación. Pero sólo en la civilización occidental existe explícitamente la idea de que toda la historia puede concebirse como el avance de la humanidad en su lucha por perfeccionarse, paso a paso, a través de fuerzas inmanentes, hasta alcanzar en un futuro remoto una condición cercana a la perfección para todos los hombres.”

 Otro de los mayores estudiosos de la materia, J. B. Bury, dijo en su obra clásica sobre la idea del progreso lo siguiente: “Podemos creer o no creer en la doctrina del progreso, pero en cualquier caso no deja de ser interesante estudiar los orígenes y trazar la historia de lo que es hoy por hoy la idea que inspira y domina la civilización occidental.”

El desarrollo de la idea del progreso ha conocido diversas fases. Sus primeros antecedentes se encuentran en las tradiciones griegas y judías que darán luego origen a la síntesis cristiana, sobre la cual se edifica toda la cultura occidental posterior. Sin embargo, no será hasta la irrupción de la modernidad que la idea del progreso cobra una presencia decisiva en el imaginario occidental y se transforma en la base de una concepción marcadamente optimista de la historia entendida como superación constante del ser humano y acercamiento a formas de vida social cada vez más plenas. Como afirma Hannah Arendt: “la noción de que existe algo semejante a un Progreso de la humanidad como conjunto y que el mismo forma la ley que rige todos los procesos de la especie humana fue desconocida con anterioridad al siglo XVIII”.

¡Qué chingonería!, pensó Mané intranquilamente, llamar “civilización occidental” y “modernidad” a lo que no ha sido otra cosa que un modo particular de producir y reproducir la vida humana, basado en la explotación del trabajo humano,  la depredación de la naturaleza y el acelerado deterioro de las condiciones de vida de miles de millones de hombres y mujeres, muchos de los cuales literalmente mueren de hambre. ¿Progreso? ¡Mis huevos!

Cacería en la ciudad/ no hay refugio donde estar/ sueño de amor.

¿Qué pasa en el río Los Pescados, más allá de la abstracción del “progreso” que traerá la presa? Una conocedora de cómo se desenvuelve la vida en esa región, Mariana Decormé, nos dice:

“Una persona que toda su vida se ha relacionado naturalmente con el cuerpo de agua que fluye limpio y biodiverso al lado de su pueblo, pesca, cultiva, rema, cocina, lava, se baña, y se divierte. Construye diariamente en su interior un vínculo profundo con el río, aquellas actividades cotidianas constituyen las tradiciones vividas en colectividad por generaciones, han dotado de sentido de pertenencia y arraigo a su población. Orgullo y dignidad que se comparten con los hijos con la finalidad de perpetuar el ciclo de sabiduría con la naturaleza. Tradiciones que han constituido la base de la economía familiar y de la cultura regional de las poblaciones de la Cuenca La Antigua.

Son historias de vida que construyen un patrimonio cultural en simbiosis con el patrimonio natural. Desde la cuenca alta hasta el mar, brotan de la humedad del afluente bosques, selvas y manglares para animales y plantas, garantizando a hombres, mujeres y niños alimento, sustento y tradición.

Maíz, frijol, calabaza, caña, café, mango, cacahuate, limón, trucha, camarón, langostino, cochino, vaca, gallina y totol son el asunto de todos los días de la mayoría de los ribereños de la Cuenca, población en su gran mayoría campesina, que vive al día, trabaja duro y honradamente de lo que su parcela le ofrece. Es una vida sencilla que se comparte entre familia y amigos.

Las visiones de desarrollo económico de los gobiernos federal y estatal ha distorsionado lo que pudiera ser un modelo de vida sustentable ancestral, donde se toma de la naturaleza solamente lo que se necesita, la realidad se respira más compleja, muchas dimensiones se entretejen y se enredan, que frustran el intento de comprender más a fondo el porqué de la situación del campo en México. Pero si algo queda claro es que las deficientes políticas públicas han tenido mucho que ver en esta decadencia.

En la Cuenca La Antigua existe un total de 21 municipios y 43 localidades, un millón 200 mil habitantes, el 13% de la población total del Estado de Veracruz y el 1% del Estado de Puebla. En Veracruz son 11 los municipios que comparten los beneficios directos del río: Xico, Coatepec, Ixhuacán de los Reyes, Cosautlán, Emiliano Zapata, Teocelo, Tlaltetela, Jalcomulco, Apazapan, Puente Nacional y La Antigua.

Las grandes ciudades de la Cuenca son Xalapa con 420 mil habitantes y Coatepec con 80 mil habitantes. Respecto a los demás poblados, se observan diferencias en el ritmo y las prioridades; viven ahí muchas personas que no tienen contacto frecuente con actividades primarias, como la pesca y la agricultura, pero que disfrutan de la naturaleza y la valoran, conscientes de la urgente necesidad de aplicar alternativas mas amigables con el medio ambiente para abastecerse de energía, agua y alimento; gente que desea tener las condiciones urbanas que le provean de una calidad de vida confortable pero amigable con el medio ambiente.

Parte de las preocupaciones de quienes habitan la región es imaginar las parcelas inundadas y a la  gente desplazada, habitantes de la cuenca baja viviendo con la amenaza constante de posibles inundaciones en temporada de huracanes, y el peligro que significa que la falla geológica Zacamboxo y el corredor de aluvión del Pico de Orizaba se localicen donde se planean construir las presas. También hay riesgos de extinción de fauna y flora endémicas. La reducción del turismo afectaría gravemente la economía local y se teme que el control privado del agua tenga repercusiones negativas en términos de la seguridad alimentaria de las comunidades ribereñas. Por lo demás, la llamada energía limpia no lo es tanto si se consideran los gases de efecto invernadero que emitiría un embalse de 440 hectáreas.

Es un sinsentido pretender bombear agua a Xalapa desde un embalse con un desnivel de 1000 metros. Además esta ciudad no necesita más agua. Existen otras alternativas mucho menos agresivas, como regular las tomas y arreglar las fugas por las que se desperdicia un 40% del agua de la ciudad capital, diseñar alternativas ecológicas como la de captar agua pluvial, recuperar manantiales, sanear cuerpos de agua y reforestar el Cofre de Perote.

¿Cuáles son los Propósitos Múltiples de este proyecto? ¿Son la cementera y las presas hidroeléctricas la semilla de un parque industrial que se quiere construir en la Cuenca?” (Mariana Decormé Bouchez: Pueblos Unidos de la Cuenca La Antigua por los Ríos Libres, artículo inédito)

Entonces Mané se entristece, no por sentirse incapaz de lucir sus dotes oratorias sino porque se da cuenta que aquella idea de progreso que alguna vez defendió e hizo suya, realmente encubre una estrategia de depredación y muerte, regida por una lógica que podría calificarse de criminal; y la lógica, la otra lógica -la lógica de los hombres y mujeres sencillos, que viven de su trabajo en el campo y en el río-  aconseja a Mané: una presa hidroeléctrica en el río Los Pescados es un proyecto de muerte.

Rayo de amor, cáliz de amor/ entre las piedras solo de amor/ hombres de amor, guerras de amor/ sólo veo locas de amor/ cacería en la ciudad/ ya no se hasta donde vas, sueño de amor.

Y recuerda aquello que alguna vez escuchó entre los empobrecidos habitantes del desierto potosino cuando, en nombre del progreso,  se les desplazaba del mísero lugar en que habitaban: “no teníamos nada, pero al menos era nuestro”.

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