Aún no se ha logrado un consenso para definir el concepto “brecha digital”, por lo que se ha convertido en un término elusivo y relevante a la vez, sostuvo Denisse Hernández y Hernández, académica del Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV).

Con su ponencia “Usuarios de sistemas digitales: características, clasificaciones, brechas” inició el Cuarto Coloquio: Brecha Digital en Educación Superior, organizado por los cuerpos académicos Inteligencia Artificial e Innovación Educativa y Ciencia, Tecnología y Sociedad de la Innovación en la Sociedad del Conocimiento; la red “Programa de interacción de posgrados en educación superior”; el Doctorado y la Maestría en Investigación Educativa, y la Maestría en Educación Virtual del IIE.

El evento comenzó como una invitación a la comunidad académica para reflexionar acerca del impacto de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en la educación superior, manifestó Teresa Méndez Rebolledo, miembro del IIE quien dio la bienvenida a los asistentes.

“Al día de hoy se ha consolidado como un espacio formal de discusión académica sobre temas de tecnología en el ámbito educativo, y particularmente en la educación superior”, dijo.

Por su parte, Hernández y Hernández planteó en su ponencia que “el concepto de brecha digital es tan elusivo como relevante para el presente y futuro de nuestra sociedad. Es relevante porque en una sociedad donde se hace uso intensivo de la tecnología, la desconexión significa estar marginado; es elusivo porque cualquier etiqueta constituye una simplificación de una realidad compleja”.

El término surgió a mediados de los años noventa en un estudio del Departamento de Comercio de Estados Unidos, bajo la premisa de que el progreso de una nación dependía de una sociedad en que la economía de las personas y el bienestar social estaban directamente relacionados con su capacidad de acceder y acumular la información.

Dicho reporte tenía como objetivo analizar la información sobre quiénes tenían acceso a Internet por la línea telefónica, entonces “se determinó que la brecha digital estaba correlacionada con el sexo, edad, etnia, nivel socioeconómico, zona geográfica y nivel educativo de las personas”.

Desde hace 30 años han surgido en México programas para dotar a las escuelas de equipos de cómputo y acceso a Internet, comentó; actualmente se encuentra en marcha la Estrategia Digital Nacional, “cuyo objetivo es lograr el acceso y utilización de las TIC generando un impacto económico, social y político que beneficie la calidad de vida de los mexicanos”.

Hernández y Hernández apuntó que los programas mencionados “nos dan una idea de la importancia y el peso que se le ha atribuido a la tecnología como salvadora del rezago educativo con el que venimos luchando desde hace muchos años”.

Dicho esfuerzo manifiesta también “un interés del gobierno mexicano por competir en el mercado internacional, ya que los lineamientos de planes de estudios están subordinados muchas veces a los organismos internacionales sin tomar en cuenta las necesidades nacionales y sobre todo las locales”.

No obstante a que se reconoce la brecha digital como un asunto que debe tratarse desde la academia, “no hay un consenso sobre la forma de medirlo”.

Algunos factores han contribuido a la evolución del concepto como son la conectividad, la accesibilidad, la alfabetización, los contenidos de las redes y la comunicación.

A través de numerosos estudios de organizaciones internacionales se ha demostrado que el uso de la tecnología puede contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas que la utilizan de manera adecuada en sus actividades, explicó; “sin embargo todavía hay naciones en el mundo que no tienen acceso al teléfono, ni siquiera a servicios básicos como el agua o la electricidad”.

Los comentarios están cerrados.