Junto a otros 208 científicos procedentes de 39 países, Fidel González Rouco es autor del último informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de Naciones Unidas. Las voces negacionistas en torno a este fenómeno persisten y el investigador sostiene que estos mensajes nunca proceden del ámbito científico, y responsabiliza a medios de comunicación y políticos de cierta desinformación. El próximo 5 de noviembre participará en el debate ‘Ciencia y sociedad ante el cambio climático. ¿Nos entendemos?’, que se celebrará en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en el marco de la XIII Semana de la Ciencia.

¿Cuáles son las principales conclusiones del último informe del IPCC?

Este informe es una evaluación de lo que se ha avanzado en el conocimiento del cambio climático desde el cuarto informe emitido en 2007. Ahora se dispone de más evidencias sobre la evolución del sistema climático en las últimas décadas y la influencia de las actividades humanas en el mismo. También se presentan proyecciones actualizadas sobre la evolución futura del clima.Los niveles actuales de concentraciones de CO2 son superiores a los alcanzados en los últimos 800.000 años, probablemente más.

A pesar de las evidencias científicas acerca del calentamiento global, aún se siguen escuchando voces que niegan o minimizan su existencia. ¿A qué crees que responden estos mensajes?

En el contexto científico no ha habido ningún estudio revolucionario que niegue la existencia de lo que las observaciones indican. No ha habido una hipótesis diferente ni evidencias que puedan contradecir el calentamiento global; esto es un hecho. Estas voces se escuchan fuera de los foros de discusión científica basados en la publicación con un sistema de revisión por pares. En este sistema es constructivo que aparezcan trabajos críticos que presenten evidencias e hipótesis diferentes. Esta discrepancia ocurre a niveles específicos. Aparecen controversias que normalmente contribuyen a que mejore el entendimiento del problema que se discute.

Los mensajes negacionistas vienen de otras fuentes que no son las científicas. Yo creo que a ello contribuyen también bastante los medios de comunicación y otros intereses, incluso los políticos. Los medios con frecuencia consideran que todas las fuentes merecen la misma atención. Por poner un ejemplo, en un asunto relacionado con la salud pública no debería de tener el mismo valor la opinión de un curandero que la de un médico; en esto tampoco. Pero hay otras fuentes de desinformación. El cambio climático tiene implicaciones importantes para distintos aspectos de la sociedad. Para el modelo energético, la construcción (por ejemplo, por la subida del nivel del mar), el mercado de emisiones de CO2, etc. Si vas a sacar una ley de costas te puede convenir decir que «no se sabe qué va a pasar con el cambio climático» o que «se debe sobre todo a causas naturales», aunque no sea cierto y sí se sepa.

¿Consideras que la ciudadanía conoce y está suficientemente concienciada con el cambio climático?

Como comentaba, creo que hay diferentes fuentes que contribuyen a que el ciudadano tenga información de diversa calidad y a cómo forma su opinión sobre este tema. Una es evidentemente la científica, pero también contribuyen mucho en este proceso los medios de comunicación, gobernantes, blogs, etc.  Es un tema muy interesante porque el propio lenguaje ofrece ventajas e inconvenientes. Todo el mundo tiene una experiencia intuitiva y un lenguaje para hablar sobre meteorología y clima; forma parte de nuestra vida cotidiana. El resultado es que todo el mundo tiene una opinión, más o menos personal, más o menos intuitiva. Esto puede contribuir a generar ‘desinformación’ y confusión. En ciencia, sin embargo, el debate se establece en base a evidencias, en base a matemáticas, a física, a química, a biología, y las opiniones se sustituyen por argumentos que hay que defender.

¿Cómo explicarías al ciudadano de a pie en qué consiste o para qué sirve tu trabajo? 

Piensa qué aspectos de la sociedad son sensibles a las variaciones y cambios climáticos y cómo de importante es llegar a entender los mecanismos que los producen y poder anticiparse a ellos. Pensemos en los efectos de un aumento progresivo de la temperatura del planeta en la agricultura, en las especies y en los ecosistemas; en las implicaciones para la energía y en los efectos del modelo energético que se elija sobre la evolución del clima. Pensemos en las implicaciones de los cambios que se puedan dar en los extremos climáticos (sequías, inundaciones, olas de calor)  en infraestructuras, en la salud, en la gestión del agua, etc.

¿En qué medida deben asumir los científicos el papel de divulgadores de la ciencia?

Creo que es una responsabilidad y una oportunidad para contribuir socialmente.

¿Está suficientemente valorada la divulgación científica?

Evidentemente las personas que organizan semanas de la ciencia y foros de discusión, o los lectores de revistas de divulgación confieren un alto valor a la divulgación. Las personas que trabajan en educación seguramente también. Los investigadores también, aunque en el reparto de su tiempo han de establecer prioridades y la divulgación suele competir con la elevada carga docente en muchas universidades y los requerimientos y dedicación de la propia actividad científica, sin olvidarnos de la nunca menguante, y con frecuencia carente de sentido, carga burocrática.

De tu diagnóstico se deduce una crítica tanto a los dirigentes políticos como a los medios de comunicación. ¿Y respecto a los propios investigadores? Por ejemplo, ¿es frecuente la figura del científico aislado, que vive en su torre de marfil y de espaldas a la sociedad o a otros campos del conocimiento?

Los medios de comunicación y los gobernantes tienen mayor capacidad de llegar a la sociedad. Lo que hacen, lo que dicen y cómo lo dicen tiene un gran impacto en la formación de opinión. Por eso su responsabilidad es mayor. En cuanto a los científicos, la mayoría de los que conozco participan en mayor o menor medida en actividades de divulgación y suelen interesarse por el conocimiento y la cultura en un sentido más amplio. Eso sí, todo el mundo va fatal de tiempo y hace lo que puede con eso. Creo que forma parte de nuestro trabajo intentar proporcionar, cuando tenemos la oportunidad, información objetiva y actualizada a la sociedad y los gobernantes de qué se sabe en ciencia, por ejemplo sobre cambio climático. Este es el objetivo del último informe del IPCC. Hacerlo de una forma eficaz conectando con el lenguaje del público es un reto en el que merece la pena esforzarse.

Algunas encuestas señalan que, en comparación con nuestros vecinos europeos, la sociedad española presenta un nivel inferior de cultura científica. ¿Cuáles crees que pueden ser las causas de ese déficit en ciencia y cómo podría revertirse esa situación?

No tengo los datos que permitan opinar objetivamente. Pero con seguridad se avanzaría hacia un mejor nivel educativo y cultural si existiesen programas educativos políticamente consensuados y duraderos; si se tomasen decisiones sobre ciencia y educación basadas en principios y no en intereses y entendiésemos que no son un negocio, aunque sí beneficiosas (económicamente también) para la sociedad; y si se diera una actitud responsable en el fomento de la cultura y el conocimiento tanto por parte de los responsables políticos como de los medios de comunicación.

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