Fue una noche de ver la Luna.

Algunos esperaban su turno y otros, que ya habían podido echar un vistazo, descansaban en las bancas, platicaban de cosas de la vida cotidiana, admiraban el paisaje nocturno de la USBI y pensaban tal vez, en los recovecos del astro, ese que miran cada noche pero que poco conocían.

Era parte de las actividades de la 19 Semana de la Ciencia y la Tecnología, organizada por el Covecyt, y desarrollada por la Sociedad Astronómica de Xalapa.

La observación fue a las afueras de la biblioteca de la USBI.

La noche era fresca y amenazaba a los jóvenes astrónomos con algunas nubes ligeras, sin embargo, los aficionados, entre los que se contaban niños y sus madres, jóvenes estudiantes de física, adultos y público en general, miraban al cielo, esperando con paciencia.

Juan Ramón Moro Ponce, integrante de la Sociedad Astronómica de Xalapa y en representación de Syrius Camp, llevó parte de los artículos ópticos, como binoculares, telescopios y cámaras que se utilizaron durante la noche. Además explicó cómo se desarrollaría la actividad y que más tarde también se observaría Júpiter, la Nebulosa de Orión y las Pléyades, pero debido a las nubes la Luna fue la protagonista de la noche.

Para realizar la observación un grupo de 8 telescopios y 2 binoculares se instalaron en hilera, así que los observadores se formaron para poco a poco observar la Luna, el objeto más visible de la noche, algunos alumnos de la Facultad de Física, que ya han colaborado con la Sociedad Astronómica, ayudaron calibrando los telescopios y ofreciendo orientación sobre el astro.

Mientras se preparaba el equipo de observación los asistentes se mostraban inquietos y deambulaban de un lado a otro mirando hacia la Luna, pronto la conocerían más de cerca, los detalles de su piel se les revelarían.

Cuando los telescopios se calibraron, inició el recorrido, cada vez que uno de los asistentes se asomaba por uno de los artículos ópticos se escuchaba una expresión de asombro, de gusto, de maravilla.

Muchas de las personas reunidas nunca habían vista la Luna “tan de cerca”, no conocían su superficie llena de cráteres o cacariza, como algunos lo mencionaron, los que llevaban su cámara hicieron lo posible por fotografiarla a través de los telescopios, algunos lograron obtener imágenes muy bellas.

Unos de los asistentes más entusiasmados eran un par de niños que andaban de telescopio en telescopio, asomándose con cuidado para no moverlos, mirando luego a la Luna y de regreso al lente, como para no perderla.

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